Culminado el XVIII Certamen de Poesia y el
XIV de Cuento Breve temáticos organizados por el Centro Cultural del Tango Zona
Norte, Academia Correspondiente de la Academia Nacional del Tango se observaron
los siguientes resultados:
Poesía
1° “Al rey del compás” Graciela Rubio - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
2° “El rey del compás” Omar Luján Pertussi - Luján Provincia Buenos Aires
3° “Noches mías” Delia Esther Fernández
Cabo - Canelones Uruguay
4° “No es el último" Viviana Battistesa - Castelar Provincia Buenos Aires
5° “Título merecido” Aldo Renato Guardati - Provincia Salta
1ª. Mención “Al gran maestro” Juan Carlos
Velazque - Provincia San Luis
2ª. Mención “Incomparable compás” Juan
Carlos Sinott - La Plata Provincia Buenos Aires
Jurados: Estela Garrido, Martha Muñoz y
José Jorge Aldecoa Davies
Al Rey del Compás
Acercándote
con temple majestuoso
y
sin pronunciar palabra alguna,
tus
brazos se agitan como alas
dibujando
en el aire mil figuras.
El
mundo entero se estremece
cuando
las notas, - al surgir-
remontan
vuelo
y
se enlazan en formas armoniosas
capaces
de elevarte al mismo cielo.
Con
sólo una mirada dás la entrada,
estallan
los violines, y en el ruedo,
responden
bandoneones, grita el piano,
y
los músicos se trenzan en el duelo.
Personaje
inconfundible de la noche
le
imprimiste tu color, creaste tu sello
y
te fundís entre tangos y milongas
hasta
hacer sangrar los instrumentos.
Alquimista,
domador del mismo viento,
marca
el equilibrio tu figura
y
arrancás del cantor la letra pura
haciendo
vibrar hasta al silencio.
Maestro
gestual de un sentimiento
ampliaste
el corazón del pentagrama,
y
mostrás de su color todas las gamas
haciendo
imborrable cada encuentro.
Sos
“el rey” indiscutible; éste es tu juego,
tu
legado es eterno, no fugaz,
te
coronaron Rey, Rey del Compás
porque
sos mágico, sos inmortal
Cuento Breve
1° “El imparcial” Rubén Alberto Lamónica
Beccar - Provincia Buenos Aires
2° “La fobia de Juancito” Marcelo Gustavo
Zanetti - Ciudad Autónoma Buenos Aires
3° “Historias y tangos” Irma Lilia Polola -
Ciudad Autónoma Buenos Aires
4° “Estoy acá en esta soledad, Juan
D´Arienzo y el amor de su vida” Hernán Sánchez Barros
- Ramos Mejía Provincia Buenos Aires
5° “Esta noche canta el Zorzal” Diana
Cornejo - Mina Clavero Provincia Córdoba
5° “Un muchacho de entonces” Raúl Elvio
Fantín - Las Rosas Provincia Santa Fe
1ª. Mención “De tango éramos” Delia Esther
Fernández Cabo - Canelones Uruguay
2ª. Mención “Salida con traspié” Sergio
Simionato - Ciudad Autónoma Buenos Aires
Jurados Laureano Castaño, Ana María
Perucho y Jorge Bottino
El Imparcial
Hace varios años atrás, siendo muy joven
tuve oportunidad de almorzar en “El Imparcial”, dicen que es el restaurante más
antiguo de la Ciudad de Buenos Aires y que por sus mesas, han pasado los más
famosos personajes, argentinos y extranjeros, de la política, el deporte y el
espectáculo.
Ya no estaba Severino García, aquel
gallego que se instaló muy cerca de allí por el 1860 con su “Fonda y Botillería
El Imparcial”, ofreciendo típicos platos gallegos y la especialidad que era el
“puchero de gallina hervida con viejo
vino Carlón”, tal como se hace referencia en la letra de un viejo y
conocido tango.
La historia cuenta también que mientras
vivió don Severino, en su local no estaba permitido el ingreso de mujeres. “Nada de vitroleras, alternadores, coperas ni
orquesta de señoritas” decía aquel laborioso gallego.
Seguramente al morir García, esa medida
misógina caducó porque la presencia femenina en “El Imperial” comenzó a ser
bastante numerosa y bien recibida.
Era la primera vez que concurría y al
ingresar me sentí transportado a un pasado lleno de anécdotas y de recuerdos.
Busqué una mesa junto a uno de los amplios
ventanales con vista a la calle Hipólito Yrigoyen, allí me ubiqué y mientras
esperaba ser atendido recorrí con la vista todo el interior de aquel
tradicional lugar.
Al momento de elegir y luego de consultar
el amplio menú, me decidí por el famoso plato de la casa, que no era otro que
el puchero de gallina.
Cuando el mozo se retiró me distraje
observando el movimiento de la calle que a esa hora del mediodía era muy
intenso. Personas que caminaban en distintas direcciones y el interminable
desfile de taxis, algunos lentamente buscando pasajeros y otros que por la
velocidad se deducía que iban ocupados.
En ese momento me vino a la memoria haber
leído que Juan D´Arienzo, conocido también como “El Rey del Compás”, había
nacido muy cerca de allí, a no más de cuatro cuadras, cuando esa calle se
llamaba La Victoria.
Como soy bastante imaginativo comencé a
fabular que en ese mismo momento el maestro D´Arienzo hacía su entrada al
local. Uno de los mozos se le aproximaba estrechándole la mano. Acto seguido el
Maestro se dirigía hacia el sector en que yo me encontraba. Entonces comencé a
agregarle detalles al hipotético encuentro.
Al pasar frente a mí, se detenía y muy
amistosamente me saludaba. Sorprendido le devolvía el saludo, imaginando que me
había confundido con otra persona.
Supuse que continuaría su camino, pero en
lugar de retirarse me señaló la silla que estaba vacía y me preguntó si podía
sentarse, a lo que accedí, pensando en la incómoda situación que se generaría
cuando se diera cuenta de su error.
Con una enorme sonrisa y agradeciéndome
haberle permitido compartir la mesa, D´Arienzo tomó asiento frente a mí.
Al enterarse que me aprestaba a comer
puchero de gallina, llamó al camarero y pidió el mismo menú.
Soy Juan D´Arienzo ¿Vos cómo te llamás?,
me preguntó, entonces comprendí que no se había equivocado de persona. Me
presenté y al comentarle que era de San Isidro, recordó que siendo joven había
concurrido algunas veces a los balnearios de Las Barrancas.
También hizo mención a varios músicos y
cantores sanisidrenses con los que había compartido, según dijo, algunas de sus
numerosas presentaciones. Eran nombres y apellidos sobre los que yo no tenía
ninguna idea de sus existencias. Aún en mi ignorancia me sorprendieron
gratamente esos recuerdos.
De a poco fui entrando en confianza y
convirtiendo en diálogo lo que hasta ese momento había sido casi un monólogo de
mi famoso compañero de mesa. Al preguntarle sobre sus actividades, me respondió
que esa tarde tenía que presentarse en RCA Víctor para grabar el tango “Dicha
pasada con el cantor Horacio Palma, entonces comenzó a desgranar varias
anécdotas muy divertidas sobre situaciones sucedidas en anteriores grabaciones
que tuvieron como protagonistas a músicos, cantores y a él mismo.
También me contó algunas vivencias de su
infancia, de los amigos de aquella época, de sus estudios en el Mariano Moreno
y hasta de sus primeros profesores de violín.
Interrumpimos la charla ante la aparición
del mozo con el pedido. Salvo algún comentario aislado saboreábamos casi en
silencio el exquisito menú.
Al reiniciar la conversación, le recordé
que tiempo atrás, el el cine Centenario de San Isidro habían proyectado la
película “La Voz de mi Ciudad” con Diana Maggi, Santiago Gómez Cou y Mariano
Mores, donde él y su orquesta habían tenido destacada participación.
Mi curiosidad me llevó a preguntarle de
donde venía su apodo. Hizo un silencio como jugando con mi expectativa. Luego
me contó que lo de “El Rey del Compás”, venía de su época en El Chantecler,
donde tenía continuas actuaciones.
En el lugar animaba un personaje llamado
el “Príncipe Cubano” quien una noche tuvo la idea de presentarlo de esa manera
y como le gustó el mote, lo adoptó definitivamente.
Según me dijo a ese lugar nocturno
acostumbraba ir Carlos Gardel, algunas veces en compañía de Irineo Leguisamo,
con quienes solía compartir algunos tragos y largas charlas.
A modo de confidencia me contó que el
“Morocho del Abasto”, en uno de esos encuentros le vaticinó que su muerte sería
en un avión. Ante mi sorpresa, se apresuró a decirme, nadie me lo cree, pero te
juro que es verdad.
Cuando llegó el momento del postre, el
maestro se disculpó por tener que retirarse. Pretendió pagar la consumición,
cosa que no acepté por considerarlo mi invitado. Insistió, pero finalmente
aceptó mi propuesta. Entonces sacó una tarjeta personal, me la entregó y me
pidió en algún momento lo llamara para concretar un nuevo encuentro ya que,
según dijo, había pasado un buen almuerzo en mi compañía. Reiteró sus elogios
para San Isidro, nos dimos la mano y se alejó con una sonrisa. Antes de
retirarse saludó al personal del restaurante.
Llamé al mozo para pedirle mi debilidad
que es el flan con crema.
Mientras saboreaba el postre miraba la
silla que tenía frente a mí, la que en todo momento estuvo vacía, pero que en
mi novelesca imaginación la había ocupado nada menos que el maestro Juan
D´Arienzo.
Luego de pagar y al momento de levantarme
le di la pincelada final a mi fantasía, haciendo el ademán de guardar la
inexistente tarjeta en uno de los bolsillos de mi saco.
Mientras
le daba una última mirada a “El Imparcial” me encaminé lentamente a la salida.
En ese momento se abrió la puerta. Con
gran sorpresa quedé frente a frente con quien me estaba entrando, que resultó
ser el auténtico Juan D´Arienzo.
Mientras me hacía a un lado para cederle
el paso, no pude dejar de pensar en que el el Maestro nunca llegaría a
sospechar que ese desconocido que tenía frente a él , pocos minutos antes,
había fabulado un almuerzo en su compañía.
Estaba a punto de reiniciar mi camino
cuando escuche la voz de “El Rey del Compás” que me decía: “¡Saludos a los
amigos de San Isidro!”
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al
escuchar aquel inesperado y familiar saludo, mucho más al poner mi mano en el
bolsillo del saco y encontrar la tarjeta personal de “El rey del Compás”.
Premio Especial Roberto Peregrino Salcedo “Eternidad
de los fueyes” Gustavo Eduardo Green - San Antonio de Areco Provincia Buenos
Aires
Premio Entidades Poesía “Musicantes,
arrabal y poesía” por los trabajos presentados por Delia Esther Fernández Cabo -
Canelones Uruguay
Premio Entidades Cuento Breve “Peña Cielito
de San Isidro” por los trabajos presentados por Rubén Alberto Lamónica – Beccar
Provincia Buenos Aires
Felicitaciones a los triunfadores y a convocar a las musas para un nuevo desafío en la edición 2019 cuya temática será "El sainete y el tango", al cumplirse el año entrante el nonagésimo aniversario del estreno de "El conventillo de La Paloma" y el sexagésimo de la desaparición física de Alberto Vaccarezza.
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