Crónica
por Rubén Fiorentino
Con los imponderables del tiempo
jugándonos una mala pasada se celebró ayer, viernes 6 de julio la octava y
penúltima jornada de la muestra “Dos por cuatro, por dos en grises” en el anexo
de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y Cultural “Dante Alighieri” de San
Isidro. El intenso frío y las precipitaciones que cayeron durante la tarde
hicieron que a pesar que nos acompañó un número importante de público no era el
que a priori habíamos estimado.
No obstante ello, como aquel viejo dicho, “al
mal tiempo buena cara” salimos a enfrentarlo con la seriedad que pusimos a lo
largo de todas las jornadas ya transcurridas de la muestra.
Con la apertura de rutina como constante, presentación
de Jorge Bottino o de quien esto les narra, Rubén Fiorentino, palabras de
bienvenida del dueño de casa Mario Calónico y desde el disco la voz del “Zorzal”.
Esta vez el ritual fue Aquellas cartas de Juan Ghirlanda y Roberto Maida.
Precisamente se ponderó fundamentalmente el origen de este último nacido en Fráncica,
Italia el 3 de marzo de 1908 y fallecido el 30 de marzo de 1993. También se
hizo referencia a otras obras de su autoría y además su trayectoria como cantor
y a esa puntual grabación de Carlos Gardel que data del 13 de enero de 1933,
haciendo referencia que hubo además un registro anterior de esta página logrado
en Barcelona, España el 23 de julio de 1932 donde acompañaron al cantor un piano y un violín sin identificar.
Con la presencia del artista Rolando Sa
Fleitas en la sala éste, previa presentación, pasa a hacer públicos los motivos
que inspiraron a su colega Dante Arias a plasmar sobre la tela la séptima de
las obras que muestran una imagen de Gardel un tanto sumergida en una nebulosa
sobre el costado izquierdo de la obra y llenando los demás espacios en trazos
desprolijos a la manera de un grafiti, fragmentos de una de las obras que
concibiera con Alfredo Le Pera, Cuesta abajo rodeándolo.
Sa Fleitas que ya se ganara el cariño de
los habitués asistentes a estas reuniones fue despedido con aplausos que no se
acallaban aún, cuando me dispuse a presentar a José Jorge Aldecoa Davies, Licenciado en Enseñanza de Ciencias del Ambiente egresado de la Universidad Tecnológica Nacional, conferencista, escritor y poeta, miembro de SADE, filial Zona Norte y el Centro Cultural del Tango
Zona Norte que llegó junto a dos ayudantes que lo secundaron durante la
exposición adornando su charla con imágenes y sonido que cautivaron a la
concurrencia.
Aldecoa Davies no solo se refirió a los
prolegómenos que sucedieron con el primer tango canción, sino que para
introducirnos al tema se ocupó de los orígenes mismos del tango, su condición
danzante, las primeras letras autorreferenciales, para desencadenar luego en esa
historia de vida narrada en escasos tres minutos.
También se encargó de puntualizar la
gestión de Carlos Gardel ante posturas encontradas entre Samuel Castriota,
autor de la música y Pascual Contursi gestor de los versos y hasta de la
elección del título definitivo de la obra que en fallo salomónico no fue Lita
ni Percanta que me amuraste, sino que para los tiempos se convirtió en Mi noche
triste.
Tal fue el encanto que producían las
palabras del prestigioso disertante que lamentamos que su exposición acabara,
pero claro la cosa debía seguir para dar broche como cada día con un número
artístico.
Encargada de ese menester fue la exquisita
cantante Alejandra Palermo que nos deleitó con composiciones del repertorio
gardeliano que no solo arrancaron aplausos y ovaciones, sino que también, a
pedido de la artista fueron coreadas por el público.
Al término de la actuación llego la hora
de los reconocimientos siendo ellos un pergamino dando testimonio de su
participación que recibieron alternativamente Alejandra Palermo, José Jorge
Aldecoa Davies, la Sra. Judith Fritz presente en la sala que nos brindara el
pasado martes su participación como cantante y el Dr. Antonio Parisi
representante de la Asociación Siciliana Buenos Aires Norte que apadrinó el
cuadro que acaparó la atención de la presente jornada.
Vinieron luego las atenciones clásicas de
los dueños de casa con un generoso refrigerio y el sano momento de camaradería
entre público y protagonistas de la reunión.
Las imágenes tomadas son gentileza de Ricardo Demelli.
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