Jueves 5 de julio, minutos pasadas
las 18 nos encontramos en Don Bosco 57, San Isidro, anexo de la Sociedad
Italiana de Socorros Mutuos y Cultural “Dante Alighieri” para iniciar la
séptima jornada de la muestra “Dos por cuatro por dos en grises”. Los tres
mosqueteros que nos jugamos a capa y espada por organizar estos momentos, Jorge
Bottino, José Mario Calónico y quien esto escribe, Rubén Fiorentino comenzamos
a saborear, en la ante víspera de la culminación, que hemos logrado el objetivo.
Sabemos que si queremos reincidir se deberán mejorar cosas, quizá las jornadas
deban ser menos, quizá los horarios tratándose de días laborables deban ser
otros, quizá se deberá poner más atención en asegurar el correcto
funcionamiento del sonido…No obstante en el haber queda la disposición de
pintores, disertantes, músicos, cantores, cancionistas y público en general por
acompañar esta gesta, el nivel alcanzado respecto a la claridad con que
expresaron los artistas los motivos que le llevaron a concebir cada una de las
obras, la calidad de las exposiciones, el nivel de músicos e intérpretes, el
acompañamiento de las diferentes entidades italianas y la presencia del
“Zorzal” inaugurando cada una de las reuniones. El programa de la jornada prevé
que el tema de apertura sea el vals Viejo jardín y ello se confirma cuando la
voz del imbatible gana la sala de esta cálida casa sanisidrense. Tras la
apertura de Bottino y las palabras de bienvenida de Calónico soy el encargado
de justificar porqué causa elegimos la obra de Virgilio San Clemente y
Francisco Antonio Ceraso. Precisamente destaco el lugar de origen de este guitarrista, cantor, compositor y letrista nacido en Cosenza el 10 de abril de 1903. La grabación de Gardel data del 15 de abril de 1930 y lo acompañan las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol. Me ocupo también en hacer referencia de las obras que le grabó su compatriota Ignacio Corsini y de otras obras que también le pertenecen. Luego es Bottino quien invita a Calónico, algo reacio al micrófono, a que exponga los orígenes de los tradicionales homenajes a Gardel que el mismo gestara en aquel ya lejano 24 de junio de 1992 y siguen perdurando en el tiempo. La exposición singularmente pormenorizada sirvió para recordar a figuras que se subieron al escenario que alguna vez pisó Gardel para rendir su tributo como acaso Raúl Funes, Alma Gloria, Raúl Méndez, Mecha Bazán, Carlos Cristal, Tito Ferrari, los historiadores Jorge Tirigall y Rodolfo Omar Zatti, el glosador Elio Pereiro, la sobrina nieta de Carlos Gardel, Elena Irene Gardes, Miguel Bonano, el “Chula” Clausi que con 98 años a cuestas ejecutó magistralmente en su bandoneón De puro guapo, Miguel Ubaldón, Rubén “Pocho” Villegas, Luis Migliori, la Antigua Fray Pimiento, El trío Ayres de Antaño, Las perlas del tango de Claudio Durán, la Banda de los Bomberos Voluntarios de San Isidro y un montón de figuras más imposibles de enunciar en su totalidad en esta crónica.
También se refirió a personalidades agasajadas por la entidad organizadora en estos actos de recordación como el Dr. Jorge Alberto Minces de la Asociación Gardeliana Argentina, Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, el Dr. Alfonso Stagno, el Dr. Melchor Ángel Posse, ex mandatario municipal, el Dr. Carlos Capparelli, juez de paz y funcionario municipal, y entidades como la Sociedad Italiana de Tigre, Sociedad Calabresa Madonna del Pettoruto de San Isidro, etc. Con la profunda emoción que le producía la recordación y muchas veces al borde de quebrarse en el curso de su alocución, Calónico recibía las acotaciones de Bottino y mías formuladas deliberadamente para salvar la situación. Ellas se dieron cuando evocó a los desaparecidos Helio Pereiro y Carlos Capparelli y cuando recordó aquel poema que le dediqué a su persona y los homenajes al cumplirse 18 años de su realización. Finalizada la disertación de Calónico,
Sa Fleitas que escuchaba con atención lo narrado, se encargó de hacer públicos los motivos que lo inspiraron junto a Dante Arias para plasmar sobre la tela la obra N° 6 que muestra el clásico sombrero gardeliano al centro y debajo de él un rostro de Gardel del que apenas se ven los ojos, con una mirada puesta en quien sabe que horizonte, rodeándolo están las palabras, casi una constante en la obra de los pintores que vinculan a Gardel con lugares, tangos y afectos y al pie una frase del cantor que no necesita mayores comentarios…”No soy yo el que triunfa, es el tango que se impone”…
Llegaría, después de un breve refrigerio que nos ofrecieron los dueños de casa, la actuación del coro. Particularmente lucida fue su presentación advirtiendo en cada uno de los temas una notable armonización de voces seguramente producto de un intenso trabajo previo. Un tango italiano, Guitarra romana, cantado en el idioma del Dante y Tinta roja y Caminito interpretado en la lengua de Cervantes marcaron una actuación que seguramente quedará para el recuerdo de quienes nos llegamos a Don Bosco 57 a presenciar la séptima jornada de una muestra que muy a nuestro pesar entra en las vísperas de concluir.
Fotos Gentileza Ricardo Demelli
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