JAIME
“TITO” GELFMAN - DECESO
El destino, siempre
caprichoso, me impone escribir sobre cosas que nunca hubiese querido
expresarme. Este 2017 que transitamos no da respiro en cuanto a noticias
aciagas y no habiéndome repuesto del deceso de Fortunato More, me estremece la
noticia de otro amigo que se nos adelantó en la partida, Tito Gelfman. Ese
amigo que se acercó a nosotros a través de un clásico de este sitio, el CruciTango y que un día me manifestó la inquietud de fundar una asociación de tango en
su provincia de residencia, Mendoza, y sabiendo de mi dilatada labor en la
conducción del Centro Cultural del Tango Zona Norte me solicitaba consejos sobre
los pasos a seguir. Contagiándome de su entusiasmo puse todo mi esmero en
volcar las experiencias vividas de errores y aciertos de mi entidad, instancias
legales etc. en un minucioso informe que él recibió agradecido. A poco con
inmensa alegría recibí de sus labios la noticia que la nueva entidad se había
gestado y comenzaba a formalizar actividades, cosa que me llenó de gozo.
Afortunadamente la vida seguiría cruzando nuestros caminos como cuando con Ana
nos brindaron el halago de su visita a un acto aniversario de nuestra
institución, visita que retribuimos con mi esposa Graciela a un espectáculo que
organizaron ambos en un Club de Villa Urquiza de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires donde Ana con sus recitados y canto era certeramente acompañada por Tito
y su piano.
Fortuitamente, hace unos años en una de esas vacaciones que nos
pudimos tomar con mi esposa, a “la tierra del sol y del buen vino” supimos de
un encuentro del Ateneo del tango en el Vararte y les caímos de sorpresa en una
de las regulares sesiones. Por entonces el feliz encuentro fue solo con Tito
porque Ana, por un accidente doméstico, no estaba en condiciones de asistir a la
cita. Fue allí cuando después de tantos halagos de Tito considerándome en algo
así como el padrino de la entidad mendocina, accedimos a asistir a su casa para reencontrarnos con su
compañera imposibilitada transitoriamente de desplazarse y disfrutar de su
singular hospitalidad. Quedó pendiente una retribución de gentilezas en alguna
ocasión que pasasen por Buenos Aires que estuvo a punto de lograrse en
Septiembre pasado pero una inoportuna tormenta desgraciadamente lo frustró.
No
obstante me queda el recuerdo de muchos momentos vividos como aquella
presentación de uno de sus libros en la
Casa de Mendoza en Buenos Aires, encuentro que compartimos con amigos comunes
como el difusor radial y conductor de espectáculos Jorge Gatti y la reconocida cancionista
Marta Cortés, el intercambio de sendos trabajos de investigación, el suyo
relacionado con “El tango en Mendoza” y el mío con el “Aporte autoral
sanisidrense a la música ciudadana” o el haber participado juntos del II
Congreso organizado por la Academia Nacional “Tango, cultura e identidad”.
Seguramente cuantos llegamos a conocerlo y apreciarlo sentiremos hondamente su
ausencia física pero acaso su denodado trabajo, sus concreciones y ese
entusiasmo que contagió a muchos seguirá siempre presente en nuestros corazones
y en esa cada vez más creciente legión tanguera que a través de su gestión tuvo
un lugar donde mostrarse y expresar sus inquietudes artísticas. Gracias Tito
por tu labor casi silenciosa junto a tu inseparable compañera para asignarle a
esta expresión genuina de la cultura de los argentinos el espacio que por
méritos merecía tener. Y acaso los grandes como vos, como Troilo, no se van
nunca…”Si siempre están llegando”
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