Crónica: Por
Rubén Fiorentino
La casa presentaba un panorama por demás
acogedor. Ese habitual clima cálido que suele brindar a las visitas se veía
reforzado por la cantidad de amigos que se daban cita, aún mucho antes, de la
hora establecida en la convocatoria.
Allí decían presente representantes del
grupo literario “Palabras vivas”, “Los poetas del encuentro” de Villa
Ballester, SADE Zona Norte y SADE Central, Sociedad Italiana de Socorros Mutuos
y Cultural “Dante Alighieri”, Asociación “Hijos y amigos de San Isidro”, San
Isidro Automóvil Club, difusores y autoridades municipales.
Todos venían con el objetivo de asistir
al tradicional tributo que el Centro Cultural del Tango Zona Norte, Academia
Correspondiente de la Academia Nacional del Tango suele brindarle a la mujer, a
días de haberse cumplido la fecha que internacionalmente la distingue.
Como siempre, el escenario al frente,
los estandartes de nuestra institución luciendo al fondo, enfrentando a las
sillas del recinto dispuestas ordenadamente con un pasillo central y dos
laterales, a izquierda y derecha respectivamente.


En tanto esto sucedía, el maestro Claudio
Parenti, responsable musical de la jornada, ultimaba los detalles para ofrecer
un óptimo sonido. Me tomé el atrevimiento entonces de solicitarle su versión
instrumental de El seductor de Alejandro Dolina que marcó, para decirlo en
términos fútboleros, el puntapié inicial de la reunión.

Como dos extraños, Fruta amarga,
Pasional y Malena fueron los temas elegidos por esta intérprete que supo, hace
escaso tiempo, llevar su arte allende las fronteras, más precisamente a
Barcelona, España.
La noche comenzaba a encenderse, las
manos se enrojecían de celebrar a la cantante, los corazones palpitaban más
aprisa con cada uno de los temas, la sed de tangos crecía más y más y claro nos
sobraba “paño” para poder saciarla.
Para eso contábamos con un ramillete de
jerarquizadas intérpretes que se abocarían a ello.


Tomaría después la posta en el canto
Fabiana Amat, otra de las jóvenes integrantes del grupo “Las perlas del tango”,
que con Nada más, Vendrás alguna vez, Sin lágrimas y Tu pálida voz sentó su paso
inolvidable en el espectáculo “Celebremos con ellas”. Con la presencia incierta
aún de Marta Cortés, que estaba prevista para cerrar la función, me atreví a tratar
de llenar presuntos baches recitando el poema de mi autoría “La vieja” y
también obtuve ese halago de aprobación que el generoso público venía
reiterando con cada una de las damas.

Aplausos y ovaciones colmaron el
recinto. Necesidad de expresar regocijo y agradecimiento brotaba de cada uno de
los presentes que disfrutaba de una noche excepcional, única, irrepetible…
Así de encendida se mostraba la sala
cuando llegó el turno a Nina Tango a quien por cierto no le costó lo más mínimo
estar a la altura de las circunstancias ofreciendo al soberano sus magistrales
interpretaciones de Tabaco, Sin Piel, Atenti pebeta y Los mareados. Con ella
culminaba la actuación de “las perlas” que Claudio Durán había aportado para
darle brillo a la jornada.

Sin ensayos previos y con los códigos
que solo manejan los que saben se entendió con el maestro Parenti para que la
acompañara, como solo él sabe hacerlo, en Lo han visto con otra, Cambalache y
De mi barrio, recurriendo solo a las consabidas pistas en Balada para un loco,
donde ya tenía pautadas cada una de las pausas que requería su brillante
interpretación.

Luego vendría la convocatoria a todo el
elenco sobre el escenario para recibir el cálido aplauso que en sus oídos
sonaría como si fuese una caricia, esa que sirve como necesario estímulo para
seguir en la senda emprendida.

Así con ese marco de regocijo y
entusiasmo por lo vivido se bajaba el imaginario telón del espectáculo que
dimos en llamar “Celebremos con ellas”.
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