Crónica
por Rubén Fiorentino
Las instalaciones del
Teatro “Del Viejo Concejo”, casa propicia para las huestes tangueras, se preparó
especialmente para recibir a tantos buenos representantes de la música porteña
de nuestros días.
A priori el programa
incluía a dos recientemente galardonados con los premios Raíces, Jorge Gatti y
Aldo Bloise y otro, Claudio Durán, distinguido por la Honorable Cámara de
Diputados de la Nación por su aporte a la cultura en el Bicentenario de la
Independencia.
Además estarían la
Banda-Escuela de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y Cultural “Dante
Alighieri” dirigida por Hernán Ghiotto en calidad de número invitado, Las perlas del tango, Los
cantores de Zona Norte y un conductor de lujo como Rafael Ruffet.
Con esas expectativas se
concurrió a la cita y en rigor a la verdad no nos arrepentimos en lo más
mínimo, al contrario, pudimos gozar de un espectáculo de una jerarquía
superlativa.
Después de escuchar el
tradicional tango-emblema, De academia, y las palabras de bienvenida de rigor de
Ruffet fueron los muchachos de Hernán Ghiotto los encargados de dar el puntapié
inicial de esa jornada que resultó corta a gusto de los tantos que queríamos
que ella no alcanzara nunca su culminación.
Si bien la
banda-escuela cultiva un amplio repertorio que incluyó Guitarra romana,
Quiéreme mucho, Sabor a mí, la Marcha de San Lorenzo, tuvo la delicadeza de
incluir entre tantas hermosas interpretaciones a Naranjo en flor, estas dos últimas
páginas con el concurso vocal de Marcela Karina Antich que reveló sus buenas
dotes de cancionista. Demás esta señalar la
gran repercusión que despertó en los asistentes que con una larga ovación los
despidieron.
En condiciones de
reanudar el espectáculo y a propósito del público, quizá muchos de los
presentes ni imaginaban que lo mejor todavía estaba por llegar. Las perlas del
tango, siempre presentes en la vida institucional del Centro Cultural del Tango
Zona Norte salían a escena representadas por el dúo Tango mío, integrado por
Luján Vera en voz y Fernando Acedo dándole marco musical con su guitarra.
Cuando la cálida voz de Luján se dejó oír en el recinto se acallaron todo tipo
de murmullos y el silencio se adueñó de la escena para escucharla.
Fuimos, Cantar es
vivir, Tarde y un cierre largamente aplaudido con La última curda marcaron su
actuación.
Acaso esta era una
inicial muestra de la jerarquía innata de noveles representantes de nuestra
música que a veces no encuentran los espacios para ofrecerse al juicio del
soberano.
Lali Martínez
acompañada musicalmente por el virtuoso Claudio Parenti llegaba para
deleitarnos con el trino de su canto en sus singulares interpretaciones de
Fueron tres años, Qué me van a hablar de amor, Bajo un cielo de estrellas y
Toda mi vida.
Las manos de los presentes ya lucían enrojecidas cuando Jorge Villar acompañado en guitarra por Fabio Bramuglia hacía notar la presencia de “Los cantores de Zona Norte” con páginas de ayer y de hoy que incluyeron Destellos, Cordón, El tatuaje y Barrio de tango.
Otro representante de
esta parte del Gran Buenos Aires llegaba a continuación para mostrar su
auténtica valía y su pinta a juicio de las muchachas, era Jorge Tortosa quien con el mismo marco musical decía Los ejes de mi carreta, Viejo ciego, Y
todavía te quiero, con espectacular cierre dado con Afiches.
A esta altura de la
jornada ya vislumbrábamos que la salud le estaba jugando una mala pasada a Aldo
Bloise y con Jorge Gatti comenzamos a planear los recaudos para cubrir su
forzada ausencia. En tanto en la sala celebrábamos la presencia de Martha Muñoz
que llegaba representando al grupo literario Palabras vivas, Corina jugando
idéntico rol con la Asociación “Hijos y Amigos de San Isidro”, representantes
de las FM Manantial y Stylo, la Radio Digital
Argentina 365, socios fundadores como Graciela Willis, Laura Gaineddu y Roberto
Rolón, el cantor Héctor Moyano y también amigos de la Sociedad Italiana de
Socorros Mutuos y Cultural “Dante Alighieri”.
Aún restaba la
presencia de la última perla que había seleccionado Claudio Durán para
presentar en nuestro aniversario y ella, Michelle Rey Saravia nos obsequiaba, a
nosotros y el público, Canción desesperada, Sin piel, El firulete y una
excepcional versión cantada de Adiós Nonino a la que Claudio Parenti le sumaba
el virtuosismo de su instrumento.
Ya convencidos que Bloise,
que sobre el fin de semana vio afectada su salud, no sería de la partida,
sacamos el “ancho” de espadas que teníamos para jugar. Roberto Chaleán que
había concurrido en calidad de público accedió a nuestro pedido de cerrar la
velada y dispuesto como siempre, contando con el generoso acompañamiento de
Parenti nos hizo deliciosas interpretaciones de La abandoné y no sabía, Melodía
de arrabal y Contame una historia.
Un broche de oro para
una jornada muy difícil de olvidar porque cuando prácticamente descartábamos
que se pudiese realizar recibimos esa inyección de ánimo que nos estaba
faltando, para encarar la empresa con renovados bríos y el resultado fue
óptimo. Entonces cuando ya las luces se apagaban y recibíamos de los presentes
las últimas felicitaciones nos nacía desde muy adentro el irrefrenable deseo de
gritar …¡Viva el Centro Cultural!...¡Viva el tango!
* Fotos gentileza de Graciela Willis, Ricardo Demelli, Jorge Gatti y Jorge Villar
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