PLENARIO PÚBLICO DEL 07 DE OCTUBRE DE 2013 ACADEMIA NACIONAL DEL TANGO
Crónica:
Por Rubén Fiorentino
Particularmente
grata resultó la jornada de la víspera para quien estas líneas escribe. Sucedió
que la Academia Nacional del Tango anunciaba su plenario público de homenaje a
Manuel Romero y no se podía de ninguna manera estar ausente. En el tango pueden
observarse, de acuerdo a personales puntos de vista, una cantidad variable de
referentes indiscutidos. Villoldo en primer lugar como estandarte de esa música
gestada en los arrabales, Pascual Contursi, autor del primer tango canción,
Gardel que inventó para los tiempos la forma de cantarlo, Troilo que fue algo
así como “el Gardel de los ejecutantes” y Piazzolla que llevó la música de
Buenos Aires a lugares remotos e insospechados del planeta tierra.
Por allá
alguno intercalará a De Caro, Canaro, D´Arienzo que lo sostuvo en una época por
demás difícil y creó las condiciones para que después se gestara la gloriosa
década del 40´. Todo resulta opinable y discutible y es lógico que así sea pero
acaso lo que no parece tener discusión alguna es adjudicarle a Manuel Romero
ser “el padre del tango en el cine”. El bueno de “Nuelma” como solía llamarlo
“Pichuco”, según confesión de Horacio Ferrer tuvo también destacada presencia
en el sainete y en el teatro pero realmente su trabajo formidable en el séptimo
arte opaca cualquiera de las otras labores realizadas. Bajo su certera batuta
hizo su debut absoluto en la pantalla grande nada menos que el querido Hugo del
Carril. También dirigió a Carlos Gardel, Paulina Síngerman, Florencio
Parravicini, Carmen del Moral, Nini Marshall, Enrique Serrano, Sofía Bozán,
Tita Merello, Tito Lusiardo, Libertad Lamarque, Alberto Castillo, Enrique
Santos Discépolo y tantas otras figuras que sería interminable nombrarlas a
todas.
Tempranito llegó este cronista al Salón de los Angelitos en compañía de Héctor Moyano, protesorero del Centro Cultural del Tango Zona Norte, quien alguna vez fuera para el público tanguero Ángel Greco luciéndose en formaciones como las de Ángel Domínguez, Jorge Lomanto, Juan Viera y Juan José Paz por citar algunas. También pudo acceder a la placa sonora llegando a grabar obras como Cuartito azul, Nuestra noche y Entre la gente como le hacía saber a Ricardo García Blaya que presuroso llegó a saludarnos. Con el citado artífice de la página Todotango y Walter Piazza que en su carácter de anfitrión nos daba la bienvenida compartimos el primer momento grato de la noche. Aprovechamos la ocasión para llevar como obsequio de nuestra entidad el libro Gardel, San Isidro y el tango que Jorge Tirigall, su autor, nos entregara para que nosotros lo llevásemos como testimonio a la Academia Nacional. Éramos portadores también de un borrador de la antología poética que queremos editar con una nota apelando a la buena voluntad del conductor de la entidad madre para que nos escriba un prólogo, trámite éste del que hubo acuse de recibo y ahora deberá aguardarse la evaluación y posterior respuesta.
La primera cara amiga que nos recibió en el interior del salón fue la de Leticia Walkiria Pérez de la Riestra con quien compartimos un momento por demás ameno para buscar luego una ubicación en el recinto. Con las disculpas de Fabio Zerpa por la imprevista demora en el inicio fue Gabriel Soria quien dio el puntapié inicial de un acto institucional que a la postre resultaría brillante. Como no podría ser de otra manera el tango ritual marcó el comienzo cuando los surcos del disco nos traían la voz de Carlos Gardel regalándonos a todas y a todos Buenos Aires de Manuel Jovés y Manuel Romero. Un nombramiento meritorio y merecido recibía después Horacio Hugo Ravera que desde ahora en más será Académico Correspondiente Itinerante. El citado, después de los agradecimientos de rigor, nos obsequió tangos de su autoría galardonados internacionalmente acaparando la atención de la platea que rompió en espontáneos aplausos al cierre de su actuación. En tanto esto sucedía, Zerpa destacaba en la sala las presencias de la hija de la popular “Catita”, Hugo del Carril hijo, Fernando y Beatriz Suárez Paz y numerosos familiares de Manuel Romero.
Recién llegado en la empresa Buquebús que lo regresaba de su tierra natal donde fue objeto de merecidos homenajes, el “troesma” Horacio Ferrer aparecía invitado por Soria para recibir el cariño de la gente y para que nos obsequiara una justiciera evocación de Romero. Momentos después una bisnieta del homenajeado Inés María Garberi de López comenzaba a narrar acompañándose con imágenes una semblanza biográfica de su antepasado ilustre. Demás está decir que cada una de las imágenes que aparecía en la pantalla lograba arrancar aplausos de los presentes como los que produjeron Carmen del Moral, Hugo del Carril, Niní Marshall, Tita Merello, Alberto Castillo, Aníbal Troilo, Juan D´Arienzo y por supuesto Carlos Gardel en esa inolvidable secuencia de Luces de Buenos Aires donde canta Tomo y obligo...
El cierre lo lograría minutos después Walter Romero, que también participó de la evocación pero negando cualquier parentesco con el autor de Nubes de humo y tantos otros éxitos. Acompañado de la guitarra de Diego “Dipi” Kvitko demostró sus dotes de cantante entonando obras como Tiempos viejos y Aquel tapado de armiño para rematar su actuación con Polvorín y recibir la cálida aprobación de la platea. El acto había terminado pero nos quedó tiempo aún para obsequiarles pines de solapa del Centro Cultural del Tango Zona Norte a Leticia la hija del recordado Charlo y también a Ferrer y Soria que presurosos partían para cumplir con sus compromisos radiales. Tuvimos un momento además para recordar con Beatriz Suárez Paz aquel emocionado Ave Maria que tributara a la memoria de Roberto Rufino en una misa de difuntos que se celebró años atrás en la Catedral de San Isidro. Con los últimos ejemplares de “El chamuyo” bajo del brazo minutos después junto a “Poroto” Moyano emprendíamos felices el largo viaje de retorno a Beccar.
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| Manuel Romero |
Tempranito llegó este cronista al Salón de los Angelitos en compañía de Héctor Moyano, protesorero del Centro Cultural del Tango Zona Norte, quien alguna vez fuera para el público tanguero Ángel Greco luciéndose en formaciones como las de Ángel Domínguez, Jorge Lomanto, Juan Viera y Juan José Paz por citar algunas. También pudo acceder a la placa sonora llegando a grabar obras como Cuartito azul, Nuestra noche y Entre la gente como le hacía saber a Ricardo García Blaya que presuroso llegó a saludarnos. Con el citado artífice de la página Todotango y Walter Piazza que en su carácter de anfitrión nos daba la bienvenida compartimos el primer momento grato de la noche. Aprovechamos la ocasión para llevar como obsequio de nuestra entidad el libro Gardel, San Isidro y el tango que Jorge Tirigall, su autor, nos entregara para que nosotros lo llevásemos como testimonio a la Academia Nacional. Éramos portadores también de un borrador de la antología poética que queremos editar con una nota apelando a la buena voluntad del conductor de la entidad madre para que nos escriba un prólogo, trámite éste del que hubo acuse de recibo y ahora deberá aguardarse la evaluación y posterior respuesta.
La primera cara amiga que nos recibió en el interior del salón fue la de Leticia Walkiria Pérez de la Riestra con quien compartimos un momento por demás ameno para buscar luego una ubicación en el recinto. Con las disculpas de Fabio Zerpa por la imprevista demora en el inicio fue Gabriel Soria quien dio el puntapié inicial de un acto institucional que a la postre resultaría brillante. Como no podría ser de otra manera el tango ritual marcó el comienzo cuando los surcos del disco nos traían la voz de Carlos Gardel regalándonos a todas y a todos Buenos Aires de Manuel Jovés y Manuel Romero. Un nombramiento meritorio y merecido recibía después Horacio Hugo Ravera que desde ahora en más será Académico Correspondiente Itinerante. El citado, después de los agradecimientos de rigor, nos obsequió tangos de su autoría galardonados internacionalmente acaparando la atención de la platea que rompió en espontáneos aplausos al cierre de su actuación. En tanto esto sucedía, Zerpa destacaba en la sala las presencias de la hija de la popular “Catita”, Hugo del Carril hijo, Fernando y Beatriz Suárez Paz y numerosos familiares de Manuel Romero.
Recién llegado en la empresa Buquebús que lo regresaba de su tierra natal donde fue objeto de merecidos homenajes, el “troesma” Horacio Ferrer aparecía invitado por Soria para recibir el cariño de la gente y para que nos obsequiara una justiciera evocación de Romero. Momentos después una bisnieta del homenajeado Inés María Garberi de López comenzaba a narrar acompañándose con imágenes una semblanza biográfica de su antepasado ilustre. Demás está decir que cada una de las imágenes que aparecía en la pantalla lograba arrancar aplausos de los presentes como los que produjeron Carmen del Moral, Hugo del Carril, Niní Marshall, Tita Merello, Alberto Castillo, Aníbal Troilo, Juan D´Arienzo y por supuesto Carlos Gardel en esa inolvidable secuencia de Luces de Buenos Aires donde canta Tomo y obligo...
El cierre lo lograría minutos después Walter Romero, que también participó de la evocación pero negando cualquier parentesco con el autor de Nubes de humo y tantos otros éxitos. Acompañado de la guitarra de Diego “Dipi” Kvitko demostró sus dotes de cantante entonando obras como Tiempos viejos y Aquel tapado de armiño para rematar su actuación con Polvorín y recibir la cálida aprobación de la platea. El acto había terminado pero nos quedó tiempo aún para obsequiarles pines de solapa del Centro Cultural del Tango Zona Norte a Leticia la hija del recordado Charlo y también a Ferrer y Soria que presurosos partían para cumplir con sus compromisos radiales. Tuvimos un momento además para recordar con Beatriz Suárez Paz aquel emocionado Ave Maria que tributara a la memoria de Roberto Rufino en una misa de difuntos que se celebró años atrás en la Catedral de San Isidro. Con los últimos ejemplares de “El chamuyo” bajo del brazo minutos después junto a “Poroto” Moyano emprendíamos felices el largo viaje de retorno a Beccar.
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