domingo, 17 de junio de 2012

Padre no hay uno solo

Por Rubén Fiorentino

Se imponía, en vísperas de esta fecha tan puntual, escribir algo al respecto. Desistí de la idea de hacerlo en términos futboleros porque si los confrontáramos con las madres, estas nos darían una “paliza padre” y hasta se arrogarían el derecho de cantarnos: “es un afano suspéndanlo”. No obstante, vale la pena recordar los muchos y buenos testimonios que hacen referencia a nuestros progenitores y a nosotros mismos desempeñando ese rol, que hace el tango. Algunos con títulos inequívocos que se refieren al tema, otros dándole un lugar destacado y otros, acaso solo mencionándolos.

La mayoría de ellos con versos que ilustran la parte musical y particularmente uno, Adiós, Nonino, que escribe Astor Piazzolla a la memoria de su padre, que sin duda nació para ser instrumental, a pesar de contar con una hermosa letra escrita por Eladia Blázquez. Algunos poseen letras lacrimógenas y hasta podríamos aceptar que cursis, pero no es nuestra intención juzgarlas, tarea que seguramente hizo y sabe realizar con criterio el soberano que acepta o rechaza las obras.


Y siguiendo con la vieja manía futbolera que no puedo desarraigar, si bien ellas, las madres, nos superan holgadamente en número nosotros contamos en el equipo con el más grande de todos, algo así como el Maradona de los padres, que es Padre nuestro, la obra concebida por Enrique Delfino y Alberto Vaccarezza. Tenemos viejos de nacionalidades y oficios para todos los gustos. Así podemos exhibir a Papá gallego de Emilio Balcarce y Manuel Barros o a Papá calabrés de Enrique Arrighi y Enrique Milei, muy juntito a Mi viejo el remendón de Alberto Mastra, Giusseppe el zapatero, de Guillermo Del Ciancio y Mi viejo aquel herrero de Norberto Malbrán y Jorge Dragone.

Desde la porteñidad muchas voces se sumaron para dedicarles su atención a los progenitores. Algunos de esos versos fueron musicalizados y otros no pero todos llevaban una carga de sentimiento digna de destacarse. Quién no recuerda El padre de Héctor Gagliardi, Mi viejo de Julián Centeya o Con olor a papá de Roberto Peregrino Salcedo, donde el celebrado autor del Evangelio lunfardo introduce un nuevo término, el drepa, que no sería el último vocablo que usemos ya que no debemos omitir a tata, otra manera de hacer alusión a uno de los responsables de nuestra existencia. Así podemos citar Tata no quiere de Charrúa y Ruiz o Tata llevame pal´centro de Félix Scolatti Almeyda y Enrique Maroni. Y ya que estamos con el tata vale el recuerdo para Floreal Ruiz, algo así como el padre de los cantores de la era pos Gardel. Buceando en la tangoteca nos podemos encontrar con páginas como Papá Baltasar, el rey mago negro, envuelto de nube y cielo según los versos de Manzi, contenidos en aquella melodía que en forma de milonga nos legara Sebastián Piana. Papá, obra que firman Enrique Alessio y Reinaldo Yiso de la que Juan D´Arienzo y su cantor Mario Bustos dejaron un magnífico registro sonoro.


Siguiendo la recorrida seguramente saltará A mi padre, el vals que en letra y música escribiera Héctor Marcó, Aunque me llame papá de Jorge Moreira y Enrique Campos, Y el viejo no está de Héctor Varela, Tití Rossi y Silvio Soldán, Recordando a mi padre de José Surachi, Padre de Acho Manzi, Es el amigo que hoy necesito, la habanera de José Ángel Trelles, Padre mío de Graciano Gómez y Roberto Cardé y tantos otros que aparecen para perdonar como el de Antiguo reloj de cobre de Marvezzi, aquel otro que volvió de la muerte para ir en cana como pinta Discépolo en Chorra, el propietario de estancia y con hijo malcriado a cuestas como sugiere Niño bien de Collazo, Fontaina y Soliño o acaso ese dueño de una formidable alcancía como expresan Enrique Cadícamo y Rogelio Fereyra en Pituca.


Otros que sirven para presentarse en sociedad, “Tu padre era rubio, borracho y malevo” como pintan Horacio Sanguinetti y Carlos Viván en Moneda de cobre, el viejo emponchador de Diós te salve m´hijo de Magaldi, Noda y Luis Acosta García, el padre malo y abandonador de Canción de cuna de José María Rizzutti y José Diéz Gómez y el vengador que describen Manzi y Piana en Pena mulata. Iriarte y Brancatti en Justicia criolla pintan a un padre criminal en trance de despedirse de la hija para marchar a prisión, Mamone y Yiso hacen otro tanto con el progenitor que regresa arrepentido y con presentes en Un regalo de reyes, en tanto Curi en fecha análoga cincela el drama de un padre de familia, honrado y trabajador que por una doble infidelidad se convierte, lleno de ira y coraje, en un vulgar asesino.


Cómo no enternecerse por caso con el padre que quedó solo junto al hijo de Cuatro líneas para el cielo, también recreado por Yiso o ese que soporta estoicamente la pregunta del hijo sobre el paradero de la madre muerta, presente en La casita está triste de Berstein y De Grandis. La figura paterna también esta presente en Un boliche de Acuña y Cabano y hasta en Frankenstein Acho Estol y Luis Alposta. Otro es el caso de aquél que le legó al hijo salir barrero como señala Celedonio Esteban Flores en Canchero, del viejo campaneador y castrador de vicios de Se tiran conmigo o acaso el propio tango que tuvo de padre a un pesao del arrabal según Miguel Ángel Caminos. Con estos argumentos, aún concientes que las damas nos superan ampliamente en número podemos gritar que hay equipo para afrontar cualquier desafío.

No hay comentarios.:

+Enlaces

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

- Día Nacional del Bandoneón -

- Día Nacional del Bandoneón -
El 11 de junio se celebra el "Día Nacional del Bandoneón" en homenaje a un nuevo aniversario del natalicio del mayor exponente de ese instrumento, Aníbal Carmelo Troilo o simplemente...Pichuco