Por fin, después de mucho trajinar para ofrecerle a la “grey tanguera” de Zona Norte un espectáculo acorde con el prestigio que supimos ganarnos a través de los años, llegamos al día largamente esperado. Muchas peripecias debimos sortear para lograr nuestros propósitos, pero en este derrotero que nos marcó la vida, aprendimos que nada se logra sin esfuerzo y que al cabo del logro el disfrute es más intenso.
Primero hubo que elegir un nombre para apropiado para el evento aniversario y para los amantes del escolaso o acaso del Dios Baco era una tentación apostar a la “borrachera del tango”, no obstante aquel emprendimiento de Ben Molar nos signó el rumbo para decidirnos por el título finalmente fijado. Para la convocatoria contamos incondicionalmente con los “gomias” difusores a quienes nunca dejaremos de ponderar, con modestos volantes costeados con los siempre magros recursos y con la atención que le dieron algunos medios gráficos de alcance local. Por supuesto el multimedios hegemónico nos ignoró, como lo viene haciendo sistemáticamente desde hace mucho tiempo. Quizá porque nuestra labor no persigue fines de lucro y está enfocada a brindarnos por la comunidad eso les resulte demasiado “populista” y entonces no va con ellos. Pensábamos, porque se había entregado con tiempo el programa de la reunión, que la cartelera del teatro le daría difusión a nuestro aniversario y esto tampoco ocurrió y “solo me falta pa´ completar” enumerar que el audio de la sala distó de ser el de los mejores días. Pero la categoría y disposición de los artistas y la calidez de la gente que allí se dio cita desafiando los inconvenientes enunciados y la competencia del fútbol, demostraron que se puede revertir cualquier situación por desfavorable que parezca.
Como de costumbre abrió la reunión el tango emblema del Centro Cultural, “De Academia” de y por Osvaldo Fresedo para que después el conductor del espectáculo, Jorge Gatti le diera la bienvenida a los allí presentes y leyera las salutaciones llegadas a través de correos electrónicos y facebook. De fondo, el logo de la entidad sobre el cortinado que oficiaba de telón le daba a la escenografía el toque singular.
No pude desprenderme de lo que acontecía en el escenario porque varias veces me tocó subir para recrear los orígenes de lo que hoy es una realidad e incluso me animé a recitar un poema que escribí relatando cada uno de los detalles que llevaron a la fundación. También debí narrar anécdotas vividas con los Socios de Honor en aquella gloriosa jornada del 27 de Marzo de 1998, día que nos presentamos en sociedad y pormenorizar cada una de las placas colocadas a lo largo de estos primeros catorce años, dedicadas a instalar en la memoria colectiva a la larga pléyade de creadores que forjó el tango, cosa que me obligó a distraer la labor de cronista que habitualmente realizo en estas ocasiones, pero apelando a mi todavía intacta memoria trataré de salvarlo.
Antes, todo el elenco canoro de la reunión, es decir Alejandra Palermo, Luis Caroprese y Héctor Moyano, acompañados de la formación del maestro Migliori, nos regalaron un popurrí donde no faltaron clásicos temas como A media Luz y Caminito y en ellos, muchos de los concurrentes también se asociaron al coro.
Jorge Gatti, el anfitrión que había matizado la jornada con detalles de humor y color, no dejó de agradecer a las autoridades que nos permitieron el uso de las instalaciones y el aporte que desde los controles nos brindaron los operadores. También tuvimos el orgullo de adelantar a los presentes la muestra de lo que será la estatuilla a entregar los vencedores del Certamen Literario 2011 (buscar bases en este sitio) y a los merecedores de la “Orden de la Amistad Tanguera” y el “Reconocimiento a la Trayectoria”. Se trata de una réplica de la obra “Tal para cual” lograda por el Socio de Honor, Hugo Pendziuch, y adoptada como logo de nuestra entidad, el clásico obelisco encorvado en posición de ejecutar un bandoneón que ya se halla desplegado.
La noche tocaba a su fin, los corazones nos latían más aceleradamente porque sabíamos que además de años habíamos cumplido con ese tanguero que siempre nos pone el hombro, ese mismo que nos compromete a brindarnos cada día más por esa música que hoy es patrimonio cultural de la humanidad. Por todo gracias y …¡Viva el tango!
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