lunes, 11 de julio de 2011

"El eco de tu son, che bandoneón..."

“Esta boqueando lunas,
acusadas tu fueye,
en el deschave de la cosa,
abierto…"
(Julián Centeya)

Por Rubén y Esteban Fiorentino
Paseando por el barrio, los rezongos yumbeados del bandoneón se tornaban familiares, en aquellos tiempos y también en este. Generaciones pretéritas han sido testigos de esa situación y sus duendes renacen en esta jornada singular que la grey tanguera eligió para celebrar el Día Nacional del Bandoneón, en coincidencia con el natalicio de su fueyero más ilustre, Don Aníbal Carmelo Troilo. Hubiera sido sencillo hacer una semblanza de “Pichuco” o de los más renombrados referentes del instrumento: Arolas, Maffia, Laurenz, Maglio, Fresedo, Aietta, Federico, Piazzolla… Sin embargo, porfiados como somos, preferimos seguir con una tónica similar a la que tiñó el mes de mayo en nuestro blog y, a sabiendas de lo arduo y engorroso de la materia, encontramos la excusa justa para recordar a algunos referentes zonales del instrumento.

Con las disculpas para los que aparezcan omitidos en la ocasión o los nombres faltantes porque el tiempo nos dejó solo su apellido o apodo, vaya nuestra evocación para estos notables bandoneonistas de San Isidro que supieron regar su arte en los distintos escenarios donde les tocara presentarse. Muchos de ellos nos legaron en calidad de compositores un rosario de melodías que les perduran en el tiempo. Vaya para ellos nuestro afecto y el compromiso de quienes no quieren que se los olvide cuando ya no quede para atestiguar de sus mentas, para dejar testimonio de su aporte a la cultura popular cuando ninguno de los contemporáneos que supieron admirarlos sobreviva y para que futuras generaciones encuentren viejos espejos o acaso un familiar músico que desconocían.

Isidro Muñíz

Primera Orquesta (1913), con Muñíz en bandonéon

Al aceptar la posta implícita que nos legaron Atilio Spadaro y Jorge Tirigall, acaso los pioneros en la investigación tanguera en la Zona, advertimos que el Barrio “El Mondongo” le presentó a San Isidro ese instrumento extraño, que no llegaba a ser un acordeón y pensado en Alemania como sustituto portátil del órgano de las iglesias. Con los albores del siglo XX, el vecino Isidro Muñíz comenzaba a desgranar melodías con un bandoneón que había pertenecido a Domingo Santa Cruz, autor del tango Unión Cívica. Nacido en 1894, su corta vida (murió a los 21 años a causa de la fiebre tifoidea) no le impidió convertirse en el primer director de un conjunto con este instrumento en el partido y desde Maipú y Acassuso, pleno Casco Histórico, envolvía de tangos el día con su cuarteto.

Orquesta de "La Calabria" (1916) con J. Russo en flauta y Nocito en fueye



Orquesta "La Calabria" (1918) con Juan F. Russo en bandoneón

Al poco tiempo de la desaparición de Muñíz otros cultores fueron llenando ese vacío. Entre ellos podemos nombrar a Carlos Manuel Tirigall; Carmelo Nocito y Juan Felipe Russo quienes desplegaban sus fueyes en “El Mondongo” y Villa Acassuso (hoy Barrio “La Calabria”), respectivamente, siendo este último un músico versátil, capaz de ejecutar la flauta cuando fuera necesario.


Conjunto Típico de Pascual Augusto (centro), a su izq., Tabacchi

De aquellos tiempos remotos obviamente no son tantas las precisiones. Como hemos anticipado conocemos la existencia de un conjunto de bandoneonistas que nacieron o vivieron aquí pero el eco de sus sones solo nos trajo su denominación parcial: su apodo, apellido o simplemente nombre. Estamos convencidos que aquí yace el verdadero tesoro de esta investigación porque nos permite soñar con una identificación por parte del lector y un esperanzado feedback que nos nutra de datos y fotos, por ejemplo, de Agrelli, Geraldo Alfaro (el negro Carlos), Aragona, Baztarrica, Camarotta, Canal, J. L. Castillo, Cianni, Cichitti, Di Luca, Ferraro, Gaeta, Guillace, Hueso, Jaquet, Lapinta, Marotta, “Cacho” Martínez, Montero, Morganti, Musacchio, Parodi, Pereyra, Piacenti, Redondo, A. Rodríguez, Romero, Silva, Sosa y Zelaya ("Zelayita").

Francisco Onnis
“Mariposa de alas negras”, el bandoneón atrapó la atención de otros vecinos en la primera mitad del siglo de “Cambalache”. Ángel Aquitapace, Pascual Augusto (padre del diariero de Av. Centenario al 1000), Juan Carmona, Antonio Di Giovanni, Lucio y Alfonso Di Palma, Dante Mariani, Berto Mariotti, Moisés Mirón, Francisco “Chino” Onnis, Abelardo Pereiro, Domingo “Picilli” Perrone, Federico Poggi, Agustín Santone, Norberto Servidio (responsable de Aquello que pasó, Cae la tarde, Esta melodía y No dudes madrecita), Ricardo Spinelli, Alfredo Tabacchi, Juan Carlos Tumelasci y Orlando Vitullo, oriundo de Villa Adelina, en cuyo cuarteto debutara el cantor Osvaldo Ramos.

Algunos trascendieron las fronteras el barrio por sus dotes de ejecutante o la fama de sus formaciones y merecen un detalle especial. Uno de los padres del tango en San Isidro fue sin duda Carlos Manuel Tirigall, nacido el 3 de febrero de 1896. Bandoneonista y director, por su formación pasó en 1931 José Dames y “el violín romántico del tango” Alfredo Gobbi cuando se presentaba en el Café “El Germinal”. Es autor de Amanecer argentino; de Atenti Pebeta, con Hugo A. Costa  (otra versión, no el clásico de Ciriaco Ortiz y Celedonio Flores), Balcón (con Tulio Angeletti), Batuque (con Ladislao Melcser), Bichito de luz (con Antonio Domingo Crescente), Bodegón, Boquita pintada (con Alfredo Bigeschi), Chucho (con Melczer), Claveles blancos (con Manuel Echarte), Como nunca (con Vicente Cosentino), Cubana cubana, Dale que dale, Después de tanto tiempo (con Roberto Germán Tirigall), Desventura (“Pamperita”, con A. Bigeschi), El abanico (con H. Costa), El cadenero (con Francisco Brancatti), El fortín (con Emilia Citter Morosini), El pibe mascota, Frágil espejo (con R. Tirigall), Invitación (con Jacobo Wydra), Loco (con Amelia Cabeza de Pelayo), Malevo Viejo (con Cirilo Allende), No me sigas sola (con Cosentino y Wydra), Pimpollito, Sangre de guitarras (con Guillermo Pelayo Patterson), Seguila (con Nicolás Trimani), Sigo solo, Te paraste, Un porteño cien por cien y Yo te canto Buenos Aires.


Alberto Cima
Otro de los destacados es Alberto Cima. Aunque respetables fuentes de Internet lo señalan nacido el 10 de octubre de 1910, la precisión de Jorge Tirigall merece mayor atención. Este señala que llegó al mundo en la actual calle Tomkinson (antes, La Fábrica) ese día pero en 1906, hijo de Benedicto Cima e Irma Ferdani. Con sólo 18 años abre una Academia de música en Estanislao Díaz 355 y se presenta en sitios importantes de la Capital como El Guaraní, al frente de su propia orquesta. Revistó en la orquesta de Juan Polito en 1928, reemplazando a Juan Graciano Bracco. En ese año se presenta en el Tabarís con el pianista José Tinelli, los violinistas Adolfo Muzzi y Ateo Dapiaggi, el contrabajista Hugo Baralis y Juan Canaro en la zaga de bandoneones. Un año después emprende una gira por España. Esta Embajada de Tango estaba formada por Roberto Maida, canto, Miguel Caló, Alberto Cima y Ricardo Malerba en bandoneones; Alfredo Malerba en piano; Carlos Enrique Malerba en violín y Cátulo Castillo como primer violinista y director.


Orquesta de Alberto Cima

En 1930 su orquesta formaba: Cima y Joaquín Mauricio Mora (Bandoneones), Luis Minelli (Piano) y Luis Cuervo (Violín). Ocasionalmente participó de la orquesta de Antonio Bonavena (grabó alguno de los 72 temas que aquél lograra en Columbia) entre 1930 y 1932. Realizó gira por Perú en 1936 en cuyo conjunto revistaba Antonio Buglione. “Trotamundo sublime”, según la definición que de él da Ivo Pelay, actuó además en Venezuela, Chile y Colombia. Formó orquesta propia con la que se presentó en Radio Porteña en 1937, en ella debutaba profesionalmente José Basso (con 16 años). Con él actuó Juan Sánchez Gorio y en alguna de sus formaciones participó Horacio Salgán. Dirigió la orquesta que acompañaba al solista Héctor Maure en 1945. Es autor de más de cien obras entre las que se cuentan Camino gris, Entre rejas imposibles, Ridi, pagliaci, Muchachita linda, No pienses más, A tu lado me siento feliz, Amor, Amargura, Abelardo, Adiós juventud, Arrabal, Así, Bailando en el Paradiso, Besarte y después morir, Bohemia, Calle Corrientes, Cariñosa, Che Corrientes, El carnaval de la vida, El vocero, Fiesta Criolla, Granada, La guiñada, Libertad, Linda moza, Mate amargo, Mentira, Muchachito, No te olvidaré jamás, No volverá, Noches de París, Página de amor, Palomita, Que nunca te falte, qué suerte, Riojanita, Te conozco Margarita y Viejo Barrio de Colon. Tal fue su relevancia que Joaquín M. Mora y Francisco Lío en su homenaje compusieron el tango “Alberto Cima”.

Alberto Ponce, nativo de Pehuajó, residió en el pago chico desde los 17 años y llegó a revistar en las formaciones de Edgardo Donato, Alfredo Gobbi y Alfredo Attadía y al mando de un quinteto propio supo presentarse en Radio Mitre. Compuso un puñado de temas que no alcanzó trascendencia.

Benito Calvá nació en Martínez el 5 de abril de 1940. Debutó en el conjunto de Eladio Blanco y posteriormente integró los elencos de Tito Rivero, Los Mendocinos, Armando Baliotti, Ricardo Malerba, Pedro Láurenz, A. Ríos, Atilio Stamponi, Raúl Kaplún, Emilio Orlando, Ángel Domínguez y José Colángelo. Acompañó a Alberto Marino, Hugo Marcel, Hugo del Carril, Libertad Lamarque y Agustín Magaldi. Es autor de los tangos A San Isidro, Arriba la milonga, Como te he querido (con Justo Thompson), Con todo aprecio, Enfoques de mi ciudad, Expresión de mi ciudad (con Antonio Rango y Miguel Pietrapertosa), Grandes valores del tango (con Roberto de Wilde), La calle olvidada (con Eugenio Palazzo), Melodía Nº3, Paseando por Acassuso, Por aquella aventura (con Jorge Navarro), Reportaje y Titubendo (con Santiago Adamini), etc.

Otros, como Pedro Alberto Caroprese, ganaron su lugar en el horizonte tanguero en su condición de compositor. Muchas de sus creaciones alcanzaron difusión en la voz de otros vecinos como Oscar Alonso y Roberto Rufino, quienes dejaron impreso en la placa sonora Augusto Lobo Vandor, Mi San Isidro (con el malogrado intendente Melchor Ángel Posse y María Pasciuto de Grosso) y Seguí como sos (también con Posse y Grosso) y Bandoneón de mi ciudad (con José Carlos Capparelli), respectivamente. Además es autor de A Mario Demarco, Aquello que pasó (con Norberto Servidio y Luis Caruso), Barrio del Abasto (con Alberto Capparelli y Guido Zecca), En cada atardecer (con Roberto de Wilde y Roberto Rufino), Murales de cantina (con Julio Camilloni), Trigueña linda (con Alfredo Roldán) y Yo vi en tus ojos (con Omar Reynaldi y Victor Hugo y Salvador D´Amario).

Uno que se nos fue hace poquito, Antonio Spinelli, formó, junto a Romero, una legendaria orquesta típica que aun perdura en la memoria de los vecinos por su calidad, actuando en Radio Argentina con la voz de Roberto Mancini. En ella, y luego del servicio militar, se presenta Osvaldo De Santi, antes de adoptar el seudónimo que lo haría famoso, Osvaldo Ramos. Esto sucedía en 1956. También pasaron por su orquesta los vocalistas José Britos y Héctor Carola. Accedió al disco al frente del conjunto “Los dandys del compás”, con las voces de Horacio Palma y Osvaldo Ramos. Es autor de casi 700 temas. Firma junto al cantor Osvaldo Ramos, Bailarín milonguero, Que voy a hacer (más Ricardo Ballabeni) y Corazón de poeta; con Yolanda Pedroni y Damián Ficarra, A todo tango; con Ballabeni y Chiavetto, Sálvelo doctor; con Rossi, De corrido. Con José Rizzo, con quien codirigió un conjunto logró A Leandro (más nuestro malogrado amigo Jorge Fernández “Jorfer”), A toda orquesta (más Ballabeni), Amiga luna, Bien Tranquilo, Color de Rosa, Pentagrama y El reencuentro, entre otras.

Quinteto Ritmo de Bs. As.

Sin embargo, más melodías tangueras invadían las calles sanisidrenses bajo el influjo del bandoneón. Otra de las míticas orquestas de la Zona estaba al mando de un bandoneonista multifacético como lo fuera Juan Viera. Discípulo de Pedro Maffia, fue director, compositor y docente.  Su formación fue cuna de muchos músicos y cantores que hoy mantienen viva la llama del tango en la Zona. En ella llegó a presentarse Raúl Iriarte cuando todavía utilizaba el  nombre natal, Rafael Fiorentino.  Es autor de Al son del cucurucho (con Carlos Salazar y Jorfer), Amanecí en tus brazos (con Salazar), Andaluza salerosa, Aquellas serenatas (con Nolo López), Baile Aragonés, Calabria en la Argentina, Canción de alabanza (con Salazar), Canción inmortal, Candombe de antaño, Canto como yo se (con Nolo López y Ángel Vargas), Chamamé Melódico, Club Atletico Tigre (con José Manuel Freijedo), Compadrito de mi barrio (con Nolo López), Colombiana Hermosa (con Salazar), Coplero Andaluz (con Juan Salvador Avalos), Cuando regreses tu (con Salazar y “Jorfer”), Cuatro de julio, Cumbia y nada mas (con Vicente Ranoy), Danza Campera, Danza de Buenos Aires, De compás criollo (con Juanca Tavera), Ferviente Arrullo (con nuestro amigo Rodolfo Montillo), Fulgor de estrella (con Joaquín Maciel), Gaucha, Grato Mensaje (con Salazar), Guaina Correntina, Himno Santiagueño (con Salazar), Hoy quiero beber (con Salazar), La Guitarra (con Rebeco), Marcos y su mamá en la Argentina (con Salazar), Melodía Colombiana, Melodía India (con Montillo), Mexicano Nocheriego, Mi Desencanto, Mi Hondo Anhelo (con Salazar), Mi mono Panchito y yo (con Salazar), Mi Preferida (Con Freijedo), Mujer Campesina (Con Eufemia Zamudio), No me mientas chiquita, (con Salazar, Noemí Mansilla de Ferrari), Noche de júbilo (con Salazar), Polka Polonesa, Primavera llego con mi amor (con Salazar), Ranchera Gauchesca y Reina del arrabal (con Freijedo).
Orquesta Juan Viera (de lentes) en Carnavales de 1965 - Club Social y Deportivo Tigre

En tiempos contemporáneos, ese misterioso instrumento de 71 teclas cautivó acaso fugazmente a Demetrio Labate (padre de la cancionista Norma Labat), Norberto Marcucci y Miguel Angel Pulla. Pero sin duda forjó una guardia actual con avezados ejecutantes entre los que no pueden soslayarse Rodolfo Montilio, Pedro Martín Nutz, el recientemente desaparecido José Luis “Chiche” Philipp y Rubén “Pocho” Villegas.

Aunque ignoto, seguramente Nutz sea el más conocido por nuestros lectores de Capital y Gran Buenos Aires, si se permite el oxímoron. Nacido en Entre Ríos en 1942 pero vecino de Martínez desde hace años, Pedro Martín también es conocido como “Pepe Biondi”. Cada día, con su fueye a cuestas y el mensaje “sólo el amor salvará al mundo” se trepa a los trenes de la empresa TBA (ex Mitre) que unen Retiro con Tigre, desgranando un repertorio nutrido y altamente variado. Este músico ambulante es autor de “La chacarera ingrata” con nuestra querida amiga Lydia Cámpora.


Una joyita en ejecución

Poco podríamos agregar sobre nuestro entrañable amigo José Luis Philipp que no hayamos señalado en ocasión de su reciente deceso. “Chiche”, el quinielero de Beccar (vivió en las calles Neuquén y Juan B. Justo), supo ser bandoneón de Beba Pugliese, eximio ejecutante, difusor y coleccionista pero mejor compositor y amigo. Nos dejó en septiembre pasado pero lo sentimos presente, en el Octeto San Telmo, en las grabaciones de Solo Tango junto al maestro Osvaldo Pugliese, acompañando a los cantores y cancionistas de Zona Norte, a Nina Miranda, Oscar Ferrari, Osvaldo Ribó, Abél Córdoba, María José Mentana, Raúl Funes, Gloria Marcó... Sus musas revolotean al oír Tiempo tango, El Tango Aquél (compuesto con Roberto Siri), que alcanzara el cuarto puesto del Certamen de Tangos Inéditos “Enrique Santos Discépolo” en 1998, Abuela en el recuerdo, Bruna y Carmesí, Buenos Aires sin dueño, Cuando te miro en los ojos, Entre glicinas, Igual que antaño, Miscelánea discepoliana, Nostalgia sanisidrense, Tan guapo y Yumba y Colón (todas con Oscar Jorge Rafaelli), etc. Como curiosidad, digamos que actuó en la obra “Porque no me voy” de Miriam Redolfi y en la última etapa de su carrera profesional exhibía orgulloso el bandoneón que perteneciera a Miguel Bonano.


Montilio

Décadas de experiencia en la docencia y divulgación del tango convierten a Rodolfo Montillo en el maestro por excelencia de la región. Profesor de música (guitarra y bandoneón) y canto, tras sus inicios con el fueye en 1951 guiado por Juan Viera (que lo incorporó a su orquesta) y Eladio Blanco, llegó a ser primer bandoneón de la orquesta de Rodolfo Biagi y Juan Sánchez Gorio. Tras oirlo en un dúo de fueyes con el maestro Viera, el entonces director de la orquesta estable del teatro Colón, Toranzo Calderón, lo comparó con Atahualpa Yupanqui. Conformó junto al fallecido Rinaldo Strípoli un binomio de bandoneones de antología, cuya versión del “Ave María” no tiene desperdicio y dejó atónito a Monseñor Jorge Cassaretto.

Con J. Casco, Carnaval 1960 en P. Español

Su debut con Juan Viera, canta Héctor Moyano

Montillo cuenta como compositor con alrededor de cincuenta temas para guitarra, zambas, estilos, milongas, estudios, etc. Sus preferidos son el estilo “Mi nostalgia”, “Milonga para mi tero” y la milonga fantasía “Vuelo de golondrinas” compuesta para solo de guitarra. Con Ulises “Chiche” Sita compuso las zambas Santa Eleodora, Nace la patria y Gabriela. También compusieron el tango BJ obviamente dedicado al popular club de la ribera, mientras que con Juan Viera firma “Ferviente arrullo” y “Melodía india”.  En el instituto Odeón, en el año 1979, se incorporaron tres temas para bandoneón con arreglos que le pertenecen, son ellos “Che, bandoneón”, “Verano porteño” y “Alfonsina y el mar”. En 1982 compuso un tema para el pueblo de Garabato, situado en la provincia de Santa Fe, en su límite con la provincia de Chaco. El tema se titula naturalmente como este pequeño pueblito y es exclusivamente instrumental. El entonces intendente de esa localidad, Sr. Raúl De la Torre, sin conocerlo le envió una carta agradeciendo que su pueblo tenga un tema musical que lo identifique, el cual fue ejecutado el 9 de Julio de 1983 en la celebración patria. Además, es autor de la obra artístico musical “De Contursi a Piazzolla” y fue distinguido por este Centro Cultural con el Reconocimiento a la Trayectoria en 2003.

“Pocho” Villegas, por su parte, constituye un verdadero valuarte. Vecino de Martínez nacido en el Abasto, es uno de los mejores exponentes del instrumento en la actualidad y un asiduo representante comunal en las finales de los certámenes bonaerenses (generalmente con gran suceso).  Suele presentarse en cuanto reducto tanguero lo solicite: Salón RR, la Casa del Tango, el Centro Cultural del Tango Zona Norte, Sociedad Sirio Libanesa de San Fernando, Cine Teatro Stella Maris, Teatro del Viejo Concejo, etc. Lideró un conjunto orquestal donde sobresalía el contrabajo de Dubois, la guitarra de "Coco" Castro y las voces de Miguel Baró y Juan Carlos Guillén. También supo presentarse en ocasiones formando dúos integrados indistintamente con las guitarras de Rubénb Salazar y Artemio Giménez o el teclado de Carlos Cabrera. Hace unos años fue distinguido por la Asociación "Hijos y Amigos de San Isidro" por su aporte a la música ciudadana.



"Pocho" en dúo con Héctor Moreno

Al advertir que se extinguen las velas de nuestra memoria abrimos el baúl, cerramos el fueye y lo guardamos con la seguridad de que en él descansan las ilusiones y la pasión de muchos más bandoneones que están por desplegarse para inundar con sus sones las empedradas sendas de nuestro pago chico. Hubiéramos querido que en este repaso aparecieran todos y cada uno de ellos (pasados y actuales) con datos e ilustraciones que esclarecieran el panorama a quienes quizá nunca hayan sabido de su existencia, pero preferimos contemplar este documento como un punto de partida, acaso parcial, asumiendo el compromiso de ir nutriendo en futuras entregas esta rica historia de los bandoneones de San Isidro. Chan, chan!


1 comentario:

Centro Cultural del Tango Zona Norte dijo...

Para la concreción de esta nota queremos agradecer a María Eugenia Russo, Rubén Lamónica (Periódico "La Calabria" de S. Isidro), Jorge Tirigall, Héctor Moyano, el archivo de Atilio Spadaro y Rodolfo Montilio por el material y la asistencia prestada

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