Por Rubén Fiorentino
Hay quienes se empeñan en pregonar que el tango es triste y así como el actor e imitador Mario Sapag lo ubicó en ese trance al lateral xeneixe Vicente Pernía, quizá estas pseudo verdades quedan instaladas para los tiempos.
Como en la vida o en la construcción “una de cal y
una de arena” podemos encontrar composiciones que destilan tristeza y otras que
trasuntan alegría.
No me voy a poner a considerar cuántas de
cada lado, simplemente me ocuparé de las que aluden a esa manifestación
expresada por un gesto, acompañado por un sonido que una persona realiza al
reaccionar ante un estímulo gracioso que le provoca felicidad, la risa o acaso
aquella otra más suave y silenciosa, que es la sonrisa.
En la música ciudadana hay una enorme
cantidad de páginas que aluden al tema que enuncio y en esta mi habitual
entrega, trataré de no olvidarme de ninguna de ellas.
La risa aparece en títulos tales como
Hablame de tu risa Buenos Aires, tango gestado por Lucio Demare y Norberto
Aroldi, con letra de este último, que comienza diciendo: “Hablame de tu risa
Buenos Aires, haceme un striptease con tu cemento. Arráncate el traje gris y
desnudate al sol que te taparon con el luto mentiroso del hollín”
En esta recordación no me puede pasar inadvertido Qué risa, tango que lleva letra y música de Marsilio Robles, de la que Aníbal Troilo y su cantor Ángel Cárdenas dejan una versión memorable producida en el sello TK, en 1956, o aquella otra de Edmundo Rivero con acompañamiento de guitarras en la misma casa grabadora.
Se acuerdan de aquellos pasajes que
decían: “¡Qué risa! Fijarme en tu sonrisa desmayada y en tu boca gastada
pidiéndome un rincón”.
Si me permiten hasta me animo a anexarle
una ranchera de Carlos Lafuente titulada Que risa daba, que grabó la Orquesta
Típica Víctor, el 6 de septiembre de 1933.
Sumémosle a ellas, Risa loca, monumental creación de Pedro Laurenz y José De Grandis,
que comienza diciendo “No escucharé jamás la risa loca con que a mi vida tanto alegraste”. Laurenz lo grabó en forma instrumental (diciembre de 1968), igual que Julio De Caro (16-12-1926), dos magníficas versiones, por cierto.
Tus risas locas, subtitulado Canto rodado,
es otra composición que contemplé en esta nota. Lleva versos del propio
Francisco Canaro que expresan: “Muñeca de carne que sabe de mimos, de besos y
risas, de cóctel y amor, que en la alfombra sucia del cabaret mishio, renunció
a ser buena para ser peor”. “Pirincho” lo llevó a la placa sonora el 27 de mayo
de 1931.
En parecida sintonía, José María Rizzutti compone Risas de cabaret, que graba en el sello Víctor, Osvaldo Fresedo, el llamado “Pibe de La Paternal”.
Risa de mujer es un título de Juan Larenza
que lleva al disco Roberto Firpo con estribillo a cargo de Teófilo Ibáñez, el
23 de febrero de 1928.
Para reírnos no exclusivamente recurrí a los diferentes títulos en tiempo de tango que aluden al tema, el vals tampoco escapó a la tentación y aquí Carmelo Saponaro y Francisco Brancatti logran una conjunción perfecta con Risas y besos, obra que perpetuara en el disco Francisco Lomuto con el canto de Fernando Díaz, el 27 de junio de 1932, en el sello Víctor.
Si una risa alegra que decir cuando
hablamos en plural, en este caso Risas, una obra de Edgardo Donato y Máximo
Orsi que el propio Donato se encarga de llevar a los surcos del disco, con el
canto de Antonio Maida, el 12 de marzo de 1934.
La risa suele ser tan invasiva y
contagiosa que hasta tiene la propiedad de alcanzar al órgano esencial de la
vida como lo afirman F. Strazzarini y R. Duque que denominaron su obra Y ríe
corazón. Roberto Firpo con Carlos Varela entonando el estribillo fueron quienes
repararon en ella y dejaron su testimonio en forma redonda, negra y sonora.
Sucedió el 19 de junio de 1930.
Las risas de los payasos dieron bastante tela para cortar. Al clásico tango Ríe payaso, de Virgilio Carmona y Emilio Falero, grabado por intérpretes varios,
un título similar en tiempo de vals, Ríe payaso ríe, le suman Ted Fiorito y Enrique Cadícamo. Francisco Canaro y Charlo fueron los encargados de dejar registro de él. Fue en el sello Odeón el 13 de noviembre de 1929 y también por Mercedes Simone en el sello Víctor.
Acaso este sea un payaso “tano”, Ridi
Pagliaccio, tal el título que le asignaron a su tango el sanisidrense Alberto
Cima y Dante Linyera, que escribía para esta obra tales versos: “Canción
alegre, bulliciosa danza, eso que ves en la sala suntuosa no creas que es otra
cosa que hastío que desparraman en este festín”…Antonio Bonavena con su
orquesta lo grabaron en forma instrumental, en 1930.
La ida de la mujer no siempre es motivo de tristeza tal como pintan en su página, Te fuiste, ja, ja, Gerardo Matos Rodríguez y Juan Bautista Abad Reyes, que en medio de tamaña alegría tiene la dignidad de advertir a la percanta de un posible accidente ferroviario.
Entre los años 1928 y 1929 se producen dos registros discográficos con títulos parecidos, Tú debes reír, de Ernesto Rossi y Nito Di Sipio que lleva al disco en el sello Odeón Francisco Canaro con estribillo cantado por Charlo, el 12 de septiembre de 1928. De la vereda de enfrente de las grabadoras, la Típica Víctor hace su aporte al tema que nos ocupa con el vals Debes reír, tema instrumental de Amelia Scuri. Sucedió el 21 de marzo de 1929. Otro título que produce esta formación, en esta oportunidad con el canto de Alberto Gómez es Mientras los otros ríen de Enrique Delfino y Ginés Miralles, hecho producido el 16 de marzo de 1934.
Otra página alusiva a la propuesta es Hoy te toca reír,
tango que lleva música de Alfonso Lacueva y Alejandro Schujer y letra de Lito
Más. Lo grabó Osvaldo Fresedo, su orquesta y Teófilo Ibánez en la parte
cantable en 1931.
Alfredo Malerba, Mario Maurano y Rodolfo
Sciamarella dan vida a Riendo, página esta que sentencia en su epílogo: “Es mi destino
rodar, y nada más, por los caminos del mundo. Por eso río y me río ¡Nunca han
de verme llorar!” Hermoso registro de esta obra deja Alberto Morán con el marco
musical de Armando Cupo el 25 de julio de 1956.
En 1926, el violinista, compositor y
director José Pécora escribe el instrumental Ya no ríe.
Ríe ríe, es un tango canción que firman Media Villa y Juan García que perpetúa en el disco, en el sello Parlophon, precisamente el tenor Juan García con la orquesta Palermo de tangos, según reza la etiqueta.
Una manera más tenue de la risa y
definitivamente menos sonora, es la sonrisa, que tampoco pasó inadvertida para
los creativos del tango.
En este item acaso deba mencionar un
título muy curioso, La sonrisa vertical, fruto de la inspiración de Gabriel
Grau, responsable de letra y música, quien expresa en alguno de los pasajes
poéticos: “Con el hilo imperceptible, araña alegre, araña triste, aunque
apriete, aún insistes, en la mágica sonrisa vertical”.
Claro, la viejita, siempre en lugar de honor de la consideración tanguera, no podía estar ausente de esta galería y aparece representada en La sonrisa de mamá, composición que lleva las firmas de Fulvio Salamanca, Juan D´Arienzo y Carlos Bahr.
Más generalizada dedicatoria hacia el sexo
femenino es sin duda Sonrisas de mujer el vals, concebido en 1937, por José
Rebolini y Jesús Fernández Blanco. Ya que mencionamos el plural no quiero dejar
de mencionar Sonrisas, el shimmy de Esteban González y Eugenio Cárdenas, que
Carlos Gardel graba en dos oportunidades, el 30 de julio de 1929 y el 23 de
septiembre de 1927. En ambas ocasiones el acompañamiento musical fue de
Barbieri y Ricardo.
Cabe mencionar además que, en aquel fenomenal vinilo de larga duración, que produjeron en 1971, Horacio Salgán y Dante Amicarelli, aparece la canción internacional, de Webster y Mandel, La sombra de tu sonrisa, o el disco del sello Parlophon que contiene el foxtrot, Lo mejor es reír, inmortalizado por la cantante Imperio Argentina, dicho esto como al pasar.
Las risas pueden ir acompañadas de otros hechos que a menudo generamos, es aquí donde se dan los títulos combinados como Bailar y reír, obra donde comparten responsabilidades autorales Alfonso Casini y el sanisidrense por adopción Antonio Macri.
Otra propuesta tentadora es la que formulan Héctor Varela, Tití Rossi y Silvio Soldán en Cantar, reír, bailar, tema llevado al disco por el propio Varela, con sus cantores Víctor Daniel y Fernando Soler.
Expresaba Manuel Romero en Buenos Aires: “dichas y llanto muy juntos van” y acaso lo reflejan títulos como Lágrimas y sonrisas -Pascual De Gullo-,
Risas y llanto -Antonia Lista-. Reír llorando -Osvaldo Berlingieri-José Luaces- del que, en 1957, Emilio Orlando y su cantor Alberto Ortiz dejan un magnífico testimonio sonoro, en el sello Pampa, o acaso el vals Reír para llorar, que data de 1930 -Aníbal de Iturriaga, Pedro Arroyo-Luis De Biase-, donde Francisco Canaro, su orquesta y Charlo en los cantables hacen una verdadera creación.
También en los títulos se contemplan
estados neutros o indiferentes como Sin llorar ni reír, que lleva las firmas de
Rodolfo Monnier y Eduardo Marvezzi, el mismo que trascendiera con Antiguo reloj
de cobre.
Como ya no quiero aburrirlos y a mí “se me
ha arrugado la cara de tanto sonreír”, como batía Celedonio en Pa´ lo que te va
a durar, me despido hasta otra futura entrega, con otra historia que cuenta el
tango.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario