lunes, 12 de julio de 2021

Las aberturas del tango

 

Por Rubén Fiorentino

 

En esta construcción fabulosa que es el tango es mi inclaudicable propósito ocuparme de las aberturas.

Seguramente mi inicio acaso les cause sorpresa y desconcierto, pero a medida que avance en el relato se irán dando cuenta por donde “les quiero entrar”.

Las infinitas propuestas del género rioplatense me permiten “jugar” con tantas variables que hasta podría clasificarlas en lógicas, originales, inverosímiles, sorprendentes y hasta debería inventar algún calificativo para contenerlas a todas.

Que les parece entonces si hoy le abrimos nuestros corazones tangueros a puertas, portones, ventanas, ventanitas, ventanales y mientras comenzamos a transponerlas disfrutemos juntos de la enorme creatividad de los músicos y letristas que gestaron las obras afines a esta nota.

Naturalmente el ingreso debería ejecutarlo por la puerta y dos contemporáneos, uno que debió marchar no hace mucho, Pepe Motta y un poeta brillante de un tiempo que nos toca transitar, Alejandro Swarcman, nos pintaban un sitio entrañable, en su composición A la puerta del viejo colegio, con pasajes poéticos geniales del segundo de los nombrados como el que acusa “A la puerta del viejo colegio regresé para ver si aún estabas cuando el último timbre sonaba y asomabas con tu delantal…”

Enrique Lary, inspirado letrista que nos brindó títulos como Canzoneta, En el cielo, Es la única verdad, Noches de Brasil y Sin barco y sin amor, entre muchas otras obras, gesta con música del siempre recordado Alberto Marino, Aquella puerta.

Acaso para refrescarle algunos de aquellos versos se me ocurre mencionar los que expresan “Ojos adorados que ya nunca se abrirán. Nido desolado que arrasó la tempestad. ¡Fatal…Estás muerta…!¡Que tristeza! Fue entornar aquella puerta y mi ansiedad”.

Más acá en el tiempo se me ocurre sumar una milonga que respondía al título de Arañando la puerta. Fueron responsables de su música Lito Vitale y Lucho González y los versos que dicen “Porque sé que sabés: sos una causa perdida, y en la tramoya vivida esta ves quedarás arañando la puerta” los escribió Adrián Abonizio. Comprobé una buena versión grabada de esta página a cargo de Gabriela Torres.

Remontarme a 1969 me transporta a reencontrarme con aquel equipo xeneixe con Madurga, Novello y Rojitas -el mejor que vi en mi vida- pero no es de eso de lo que quiero hablarles. La cita del año es por el tiempo en el que Armando Pontier y Julio Martín concibieron Esa es la puerta, no para describir algo obvio sino para “fletar” a aquella a la que un día se la abriste “¡Vete! Y que Dios te ayude, abre la puerta, y si tus sueños alguna vez tienen frio, piensa que, como ayer, estará abierta Y solo me hallarás, igual que un perro, que busca la razón de sus ladridos, para salir corriendo de su encierro”.

Corresponde que prosiga con La próxima puerta, no lo digo por establecer un orden cronológico es simplemente que así reza el título que con música de Saul Cosentino y letra de Oscar Rizzi grabara el propio Cosentino con el canto de Luis Filipelli allá por 1999 y también hiciera lo propio el malogrado Walter Yonsky.


Claro como en el caso de las composiciones anteriores me parece justo que haga la cita poética de rigor. El pasaje que elegí en la ocasión es el que dice “Pero a pesar de todo, te digo solidario, que se cerró una puerta, es eso nada más. Que todos estos males los cura el calendario y habrá una puerta abierta, de nuevo en tu ansiedad”.

Después de estas aperturas se impone un cierre y Alfredo Malerba y Homero Manzi me brindan la posibilidad de hacerlo con su obra Puerta cerrada que data de 1939. Escribía el de Añatuya para esta composición “Las sombras llaman a mi puerta con un murmullo de voces olvidadas y el alma sabe que están muertas y que son sombras que vuelven de la nada” Francisco Lomuto con el canto de Jorge Omar la grabó el 17 de febrero del año en el que fuera concebida.


Una manía “chismosa”, la de permanecer Atrás de la puerta también fue contemplada por el género porteño. Francisco Canaro con el canto de Charlo dan testimonio de ello de la página con este título, concebida por José Quevedo, en un registro Odeón del 10 de julio de 1929.


La misma dupla reincide en los registros fonográficos el 18 de noviembre del mismo año con Cierre esa puerta, subtitulado El tísico, “Cierra esa puerta porque tengo frio, un frio extraño que no puedo más. Cierra alma mía, cuanto más solitos, mejor gozamos de inefable paz”, fruto de la inspiración de Ítalo Goyeche y Juan Pedro López.

Tiempo más tarde, el 9 de octubre de 1934, es nuevamente “Pirincho” quien se anota en el disco con De puerta en puerta, composición que lleva las firmas de Teófilo Léspes y Carlos Pesce, esta vez con pasajes cantables a cargo de Carlos Galán.

Acaso como al pasar debería mencionar también la marcha de Dinah Lang grabada por Francisco Lomuto, el 28 de octubre de 1936, que llevó por título Una puerta y una ventana y el pasodoble Florida ventana de Granada, de Nolo López y Feliciano Brunelli, que el renombrado acordeonista llevó al disco con el canto de Oscar Valeta.

La puerta llevada al grado superlativo, el portón, también mereció que los creativos le dedicaran páginas y así, fruto de la inspiración de Andrés Natale y Abel Aznar surgió María la del portón, perpetuada en la placa sonora el 3 de diciembre de 1958 por José Basso con el canto de Floreal Ruiz.


Para no ser menos Héctor Palacios y Máximo Orsi dieron vida a Viejo portón, que mereciera la grabación de Rodolfo Biagi y su orquesta, con el concurso vocal de Teófilo Ibáñez, el 17 de octubre -día glorioso si los hay- de 1938.


Les propongo ahora que entornemos puertas y portones para darle protagonismo a ventanas clásicas, las ventanitas y acaso a las de mayores proporciones, los ventanales.

Guillermo Desiderio Barbieri y Ambrosio Río daban vida en este rubro a una página denominada A tu ventana, escrita en tiempo de tango, con versos que decían “Vine al pie de tu vieja ventana mi bien, a ofrecerte, mi vida este canto de amor, porque quiero que sepas que te amo, mi edén y te siento latir en mi fiel corazón”.


Finalizando la década del veinte, del siglo de Cambalache, Raúl Díaz del Campo y Federico Fernández Pello dan vida a una canción, Asómate a la ventana, subtitulada Bajo el alero, que llevó al disco en forma instrumental Pedro Maffia con su orquesta en el sello Columbia Record, cuando transcurría 1930. En tanto el dúo Magaldi-Noda recrea una versión cantada para el sello Brunswick.


Un título homónimo de éste es el logrado por Luis Romero y Alejandro Flórez para su serenata.

Los maniáticos ventaneros Barbieri y Ríos reinciden con Tu vieja ventana. ¿Recuerdan aquello de…?” Asomá tu carita y no me hagas sufrir, te lo pido por lo que mas quieras, mi amor, que al no verte sería capaz de morir, de cariño, quizá, o de extraño dolor”.

Seguramente a algunos les resulten más simpáticas las ventanitas y a todos como en botica voy a complacer.

En esta clasificación Antonio Scatasso y Pascual Contursi se anotan, en 1927, con Ventanita de arrabal. “Ventanita del cotorro donde sólo hay flores secas, vos también abandonada de aquel día…se quedó”.


Para no irles en zaga años más tarde, en 1932, Enrique Delfino y Luis César Amadori cantaron “parda” con Ventanita florida que en inolvidable versión dejó para siempre en los surcos del disco Ángel Vargas con su orquesta dirigida por Edelmiro D´Amario el 24 de noviembre de 1955. 


Si hablamos en grande no podemos omitir los ventanales y no puedo dejar de recordar aquella página que llevó por título precisamente Ventanal que firman Héctor Stamponi y Catulo Castillo llevada al disco por Los señores del tango con el canto de Oscar Serpa, el 29 de octubre de 1962.

Miro el reloj y caigo en la cuenta que ya es tarde, Uds, estarán cansados y yo también. Concluyo la escritura y ya que cité a Catulo, me voy “al sobre” cantando bajito aquello de “Cerrame el ventanal que arrastra el sol su larga caracol de sueño”, aunque la puerta, para hacerle caso a Contursi padre, la dejo siempre abierta…por si volvés. Les sumo como yapa algo que escribí un día para prologar una nota como esta. Salute.

 

UNA VENTANA AL TANGO

 

Suena un tango acompasado en la noche lugareña.

Su melodía porteña copa toda la barriada.

Es que la musa encerrada que liberara el poeta

surge vivaz y coqueta en las estrofas sentidas,

como un rezongo de vida que nos llega al corazón,

trasmitiendo la emoción que de sus notas emana

¡Abrámosle la ventana, para dejarla pasar!

No hay comentarios.:

+Enlaces

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

- Día Nacional del Bandoneón -

- Día Nacional del Bandoneón -
El 11 de junio se celebra el "Día Nacional del Bandoneón" en homenaje a un nuevo aniversario del natalicio del mayor exponente de ese instrumento, Aníbal Carmelo Troilo o simplemente...Pichuco