Crónica
por Rubén Fiorentino
Y fue anoche, nomás que concretamos el
cierre efectivo del año con la institución que tengo el orgullo de presidir el
Centro Cultural del Tango Zona Norte, Academia Correspondiente de la Academia
Nacional del Tango. A fuer de ser sinceros no lo disfruté como era de esperarse,
sino que lo sufrí y no porque estuviese disconforme por lo entregado por los
artistas sobre el escenario sino por los imponderables que te obligan a tirar a
la basura todo lo planeado previamente con la rigurosidad de un programa de radio
para improvisar permanentemente por circunstancias que surgen y de alguna
manera hay que salvar. Ya habíamos resuelto con días de anticipación la inesperada
deserción de Gerardo Emilio y parecía que todo iba a desarrollarse con
normalidad, pero esta faltó a la cita.
Con algunos minutos de demora respecto a
lo previsto dimos inicio al acto y en términos futboleros “comencé a tirar la
pelota afuera” para “hacer tiempo” hasta que arribaran los músicos actores
fundamentales de la jornada atrapados en un congestionamiento de tránsitó a
unos pocos kilómetros del Teatro Municipal “Del Viejo Concejo”.
Todo se complicaba, los bailarines que
iban a inaugurar la jornada que habitualmente traen sus pistas para concretar
su pasos coreográficos, en esta oportunidad habían acordado hacerlo con las
ejecuciones en vivo de los maestros Claudio Tejo y Hugo Pagano, a la sazón
cautivos en la ruta de acceso. Virginia Klammer que cantaría acompañada por
Rubén Yazyi con el teclado tampoco podía presentarse en la apertura porque
Rubén por el tema de traslado de instrumentos utilizaría el mismo teclado que
portaba Tejo. Incluso fuimos a constatar el estado del piano que suele estar
detrás de los cortinados del teatro para eventualmente poder utilizarlo y nos
hallamos con la desagradable sorpresa que ya no está.
Todo resultaba negro, pero de alguna forma
había que salvarlo porque la sala que nos brindan generosamente para concretar
nuestros actos hay que entregarla en los tiempos previstos y salí como pude a
enfrentar la contingencia.
Muchas situaciones debían cubrirse,
entregas de premios a los participantes de nuestro habitual certamen literario,
distinción a los jurados que evaluaron las obras, entrega del Reconocimiento a
la Trayectoria y la Orden de la amistad Tanguera y espectáculo artístico para celebrar,
unos días diferido, el Día Nacional del Tango.
Tras los saludos de rigor y el
agradecimiento por las presencias encaré la presentación evocando los
nacimientos de Carlos Gardel y Julio De Caro y los muchos natalicios y decesos que
le asignó el mes de diciembre al tango recordé, en ese puntual día, 14 de
diciembre, la partida de Francisco Canaro y el advenimiento de Juan D´Arienzo.
Me pareció oportuno después citar al
escenario a los jurados presentes, Alberto Feldman, Néstor Trenado y José Jorge
Aldecoa Davies, todos representantes de SADE Zona Norte responsables del rubro
poesía y a Norberto Ramazotti representante del Grupo literario “Palabras vivas”
y a nuestra compañera Norma Labat, docente y cantante que se encargaron de
evaluar los cuentos para que recibieran un diploma recordatorio.
Otro momento de mucha emoción fue cuando
entregamos esa distinción que otorgamos anualmente, la Orden de la Amistad
Tanguera a Luis Ferroni, un hombre comprometido con la comunidad desempeñando
tareas de responsabilidad en instituciones como el Club de Leones de Martínez y
el San Isidro Automóvil Club entre otras. El mismo que nos acompañó desde el
momento inicial, allá por 1997 y sigue a lo largo de los años consecuente con
nuestro derrotero.
También me resultó muy grato hacer público
el Reconocimiento a la Trayectoria a Horacio del Solar un cantor que supo
transitar los más exigentes escenarios porteños y que entre los recuerdos más
salientes de su carrera profesional atesora el haber sido el último vocalista
de la orquesta de un vecino ilustre, el sanfernandino Francisco Pracánico.
Con las señas que a veces no entendía
sobre el inminente arribo de los músicos y mi garganta hecha jirones arranqué
con las entregas de las menciones de poesía y cuento breve destacando que las
correspondientes al primero los rubros mencionados no las podríamos entregar
porque correspondían a participantes de Canelones, Uruguay y La Plata,
Argentina que ya habían anunciado su ausencia, si en cambio estaba presente
Berta Susana Brunfman que recibió su merecida distinción correspondiente a
cuento.
A todo esto, ya presentía a los músicos y
los responsables del audio que detrás de los cortinados se estaban organizando
por lo que el inicio artístico era inminente. No obstante, Alberto Feldman
advirtiendo el deterioro paulatino de mi voz producto de la larga exposición,
pero más que nada por la tensión nerviosa subió a hacerse cargo del micrófono
por unos instantes.
La sala albergaba a consecuentes amigos
como los representantes de la Orquesta de Conciertos de San Isidro, la
Asociación Hijos y Amigos de San Isidro, la Asozziacione Calabreses Unidos de
San Isidro y la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y Cultural “Dante
Alighieri” los difusores Pedro Cahue (Los tangos y Ud. – FM Fenix Martínez) y
Jorge Tortosa (Decir cantor es amor – FM Signos Munro), el cantor Juan Carlos
Guillén, el bandoneonista Juan Carlos Duplaá, los escritores Erica Schuhmayer y Víctor Longo y otros tantos que no logré reconocer.
Los compases de Mi dolor y Milonga de mis
amores sirvieron para el lucimiento de Alicia Silva y Ángel Martínez danzando y
de Claudio Tejo y Hugo Pagano en la ejecución. La rúbrica de esto la puso el
público con vivas y aplausos para los protagonistas.
Llegaría después la actuación brillante de
Virginia Klammer secundada desde el teclado por Rubén Yazyi quien ya había
tomado posición. Nos regalaron lucidas versiones de La luz de un fósforo, Un
momento y El último café. Cuando se imponía “el otra” que reclamaba el público
con mucho dolor aborté la posibilidad porque el tiempo tirano no daba para
ello.
El próximo a salir al ruedo fue Héctor
Moyano que haciendo gala del oficio adquirido con los años nos ofrendó Historia
de un amor, Ahora no me conoces para rubricar con un clásico de su repertorio,
Amante corazón.
Con la culminación de su actuación
solicité el auxilio de Norma Labat para proceder a las entregas de premios del
quinto al segundo, en forma ascendente de poesía y cuento breve.
Con profunda emoción recibieron sus distinciones
Norma Irma Fernández y María del Rosario Lorenzo representantes de Los poetas
del Encuentro de Villa Ballester, Carlos Casellas, académico de la Academia
Porteña del Lunfardo y Rubén Lamónica, que fue distinguido en ambos rubros, de
la Peña “Cielito de San Isidro”.
Retomamos luego la faz artística para
presentar a Marta Cortés, enorme cancionista dueña de una envidiable
personalidad que nos regaló La canción de Buenos Aires, un popurrí que incluyó
A media luz, Caminito y Yira yira que provocó la participación espontánea de los
asistentes, Por una cabeza, para cerrar con su “caballito de batalla”, Balada
para un loco. Finalizada su actuación recibió de manos de la Sra. Beatriz Tirigall el
obsequio del libro de su padre Jorge, “Gardel, San Isidro y el tango”.
El cierre estaba a la vista, un poco
desfasado de lo previsto, pero guardando una responsable diferencia que no
afectaba mayormente a los trabajadores que desarrollaban tareas en el lugar.
Aquí es donde disfruté del inmenso placer
de presentar a un referente del tango y además un maravilloso ser humano que me
honra con su amistad, Roberto Chaleán.
La estrella habitual de Taconeando comenzó
su actuación con tres temas de José María Contursi, Como dos extraños, Sin lágrimas
y Gricel. Un silencio religioso en las interpretaciones trocado en vítores y aplausos
al final de cada una de ellas fue el resultado lógico de su presencia en la
sala de la calle 9 de julio.
Con los jurados de poesía sobre el
escenario para proceder a la entrega distinguimos a Omar Lujan Pertusi que se
adjudicó el premio reservado para ese rubro con su poema Alberto Vaccarezza.
Muy emocionado subió Omar a recibir su justo premio y después de las fotos de
rigor solicitó retratarse con sus coterráneos Tejo y Pagano orgullosos los tres
de su origen lujanense.
Restaba entregar la máxima distinción de
cuento breve otorgada a la obra Grotesco criollo de la sanisidrense Matilde
Irma Rosenfeld.
Dada la premura por entregar las
instalaciones me apresuré a pedirle disculpas a ambos por no leer sus trabajos
como suele estilarse, no obstante, ellos están contenidos en el cuadernillo con
las obras ganadoras que a la salida se le entregaría a los asistentes. Vale
señalar también que el premio reservado a las entidades se lo adjudicó el Grupo
literario “La lira” de Salta por los trabajos presentados por sus representantes
en tanto el de cuento breve se lo llevó el Grupo literario, “Lo poetas del
encuentro” de Villa Ballester.
El cierre se produciría instantes más
tarde con Chaleán ofrendándonos Viejo ciego y La abandoné y no sabía y Tejo y
Pagano marcando el final con el instrumental de La cumparsita.
Fotos y videos gentileza de Marta Rial
Aulicino y Ricardo Demelli
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