viernes, 26 de diciembre de 2014

Qué regalitos



Revisando el arbolito, pasadas las doce del 25, encontramos literatura y de la buena. Es por ello que, cerrando el año de homenajes a Aníbal Troilo, queremos compartir con ustedes dos piezas de excelencia que le rinden tributo y resultaron triunfadoras del concurso que organizáramos y que con brillantez culminamos el pasado sábado 13.

Saludos a todos los lectores, los tangueros y los no tanto, los amantes de las letras, los participantes y a todos los amigos que siente una pasión similar por las cosas sencillas de la vida...


Sueños de bandoneón

 

                Anuncia un gallo la madrugada y la curda lo trasmuta en un tenor de fantasía, llueven serpentinas y pasan las carrozas con reinas de barrios luciendo sus labios color carmesí, despliegan sus plumas como papagayos en cortejo burdo de falso glamour entre luces traviesas jugando rayuela sobre el empedrado. El circo desfila con un payaso de mueca triste escoltando una estrella, y encabezando la marcha el maestro de ceremonia repitiendo siempre la misma premisa...

                -La última y vamos, ya es tarde...Vení, que amanece.

                La serpiente de ceniza delata que el pucho dejó su cadáver en el cenicero sin el adiós de una pitada, se fue sin mi último beso. Igual que ella.

                Soy un brote de la mesa, mi codo y la madera se han vuelto uno, siempre esperando la suerte como a una piba de arrabal, las cartas traidoras no acuden a la cita del paño y suicidan mi porvenir en la timba. El patrón me fía por los derechos humanos y mi fama de pagador, y al final, amanezco en soledad esperando la llegada de mi fantasma de madrugada.

                Puedo oírlo, está llamando con timbres de bandoneón a mi puerta, ya voy Pichuco, déjame acomodar la curda a un costado para poder escucharte, sentá los duendes que acampan en tu instrumento y compartí esta mesa que me queda grande, abrigame en tangos que siento el frío de no tenerla. Solo vos rescatas mi sueño de alimentar la manía de correr tras su nombre, no alcanzo a colgarme en el pescante de su adiós y se va de mi vida, Pichuco. Ya no está.

                Se que todo es una fantasía que compartimos vos y yo por eso me tomo la licencia de preguntar... ¿Cuando tocabas de niño....es cierto Pichuco que un ángel te guiaba las manos.?...

                A veces puedo verlo, cuando la curda pega la atropellada de los metros finales y le gana a la razón por una cabeza, juro que veo tu ángel, y a vos vestido de blanco, maquillado de luna, abriendo las arrugas del fueye para soltar las mariposas de alas negras que sobrevuelan el suburbio de mi decadencia sobre esta mesa. Te lo juro, yo te veo.

                Con tu contorno redondo dibujado con el compás de tus acordes, ofreciendo al fueye tu aliento húmedo de tango, cautivado en su resoplo compadre hasta que la noche te citó a su patio de estrellas y el arrabal se llamó a silencio. El fueye te acunó en su arrullo y te dormiste en el barrio del infinito donde los niños ausentes corretean tarareando tangos en la cortada de Dios.

                -La última...ya es tarde...Vení.

                Ponga a Pichuco una vez mas patrón...¿No ve que estoy soñando con el?...a veces tomo de mas para poder encontrarlo cuando me pierdo, déjeme oírlo una vez mas, ahora que se durmió sobre el bandoneón sus dedos escarban los tangos de raíces mas profundas. Esos que duelen.

                Ella soñaba al oírlo y me mantuvo la mano hasta la última curda, luego se fue y quedamos solos, copa mediante, vos y yo Pichuco.

                No pares de tocar hasta que el patrón nos piante, ya ha puesto las sillas sobre las mesas y hará el balance del día anotando un par de rondas a mi larga cuenta, usa tu fueye de almohada Pichuco, y soñá con tangos nuevos, yo te hago el aguante al pie de la vida mientras se amansa la curda y dejó mi nostalgia sobre la mesa pensando en la que no está. La noche ya se fue al mazo y  el patrón nos dio su venia, está silbando tu melodía y se ha desentendido de nosotros.

                 Ayúdame a trepar el paredón del sur, y después....

                Voy a dormir en tu tango hasta la última queja de tu bandoneón.

  

Raúl Oscar D’ Alessandro – Mar del Plata, Buenos Aires
 
 
 

 

 
 

2 comentarios:

RAUL OSCAR D"ALESSANDRO dijo...

Es un honor haber obtenido un logro tan importante, agradezco a Centro Cultural de Tango Zona Norte la oportunidad de su convocatoria y envío un saludo cordial a todos los participantes, la excelencia de su nivel enaltece mi distinción.
Dios mediante nos reencontraremos en el próximo evento.
Un saludo afectuoso desde Mar del Plata.
RAUL OSCAR D"ALESSANDRO

Carlos dijo...

Querido Rubén, le comento que en la transcripción de mi poema falta el último renglón del soneto:

te llore con acordes de aguacero.

No sé si será posible agregarlo pero quería ponerlo al tanto de esa situación.

Le dejo el abrazo de siempre.

Carlos Casellas.

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