martes, 11 de marzo de 2014

Primer decálogo troileano

Días antes, junto con el anuncio de la apertura de inscripción de nuestros certámenes literarios, anticipábamos que periódicamente repasaríamos aspectos destacados de la carrera del "Bandoneón Mayor de Buenos Aires", Aníbal Troilo en el año de su centenario.
Si un etnógrafo desprevenido se topara con nuestra cultura, encontraría un puñado de nombres indispensables para comprender su sentir, su pensar, su vivir... Un "Olimpo" al que accedieron personajes tan disímiles como Atahualpa Yupanqui, Hugo del Carril, Homero Manzi, Discépolo, Jorge Luis Borges, Quinquela Martín, San Martín o Perón y dejaron su huella como legado indeleble de su paso por este suelo. A ese selecto grupo perteneció Aníbal Carmelo Troilo.  Su obra impregna y delinea el sentir del "Hombre de Corrientes y Esmeralda" imaginado por Raúl Scalabrini Ortíz (acaso otro aspirante, junto con Arturo Jauretche, a esa elite de creadores argentinos) o su versión posmoderna, el "Hombre Sensible de Flores", que retratara Alejandro Dolina.
Tan vasto es su testamento que iniciaremos esta recorrida con su rol de compositor. SADAIC registra apenas 63 obras bajo el rótulo Aníbal Carmelo Troilo pero la idea es compartir y admirar su creación sin abrumar.  Es por ello que seleccionamos, tal vez caprichosamente, diez composiciones que consideramos se corresponden con la introducción que precede estas líneas por su carácter de ineludibles a la hora de analizar su producción.
Su confección procura el eclecticismo y la variedad. Algunas obras han quedado, ex profeso, al margen puesto que aparecerán en ulteriores envíos y otras injustamente marginadas. El orden en el que las abordaremos es azaroso y no implica una valoración, de igual modo que aceptamos sugerencias, correcciones y reprimendas...
 
 
- Sur
Con letra de Homero Manzi, acompaña con sus sones a la pintura descripta en versos por el poeta de Añatuya de su paisaje de la infancia. Su inconfundible melodía impregnada de nostalgia fue llevada al disco por Troilo en tres oportunidades.  La primera en 1948 con el concurso vocal de Edmundo Rivero en la Casa Victor, reincidió en 1956 con el mismo cantor pero en el sello TK, para cerrar la serie en 1971, nuevamente en Víctor, esta vez con el "Polaco" Goyeneche como Vocalista.  Tan emblemática es esta página que la grabaron desde Nelly Omar hasta Andrés Calamaro.  Sin embargo, la dulce melodía de "Pichuco", los versos de Manzi que, a decir de Héctor Stamponi, provocaron la envidia de Ernesto Sábato quien cambiaría toda su obra por ser autor de los mismos y la voz del "Polaco" conforman una pócima tan sublime que sirvió de inspiración para uno de los filmes nacionales más galardonados, la homónima obra de Fernando "Pino" Solanas.  En ella se observa a Goyeneche entonando los versos de Manzi en una esquina oscura, mientras sobre el empedrado una improvisada orquesta conformada por Néstor Marconi (bandoneón), Raúl Luzzi (guitarra), Carlos Gaivironsky (violín) y Humberto Ridolfi (contrabajo) completa la escena musicalmente.  Sin embargo, como la idea es apreciar la obra por su autor optamos por esta versión, igualmente notable, en gola de quien fuera el encargado de estrenarlo, Edmundo Rivero...

 
 
- La última curda
El carácter triste, alcohólico y confesional de esta página, según el análisis de Federico González nos enrostra lo absurdo de la vida"Quizás allí es donde la poética y la dramática de la canción alcancen su altura de tesis existencial y psicológica. Haciéndonos intuir que la dimensión de nuestra tragedia tal vez pueda ser dicha en pocas palabras"(R), en una sintonía con Desencuentro, obra que omitimos por cierta afinidad. "La última curda" fue lograda junto a Cátulo Castillo y de acuerdo a la semblanza hecha por el académico Eduardo Giorlandini es una rareza en el repertorio troileano puesto que eludía los tangos "lunfardos".  Sin embargo su temprana popularidad y lo improvisado de su estreno marcaron su camino: durante un ensayo Rivero entonó los versos de Cátulo desde el balcón del departamento que tenía Troilo frente al Chantecler, famoso cabaret de la época ubicado en la calle Paraná (entre Corrientes y Lavalle) y prontamente la concurrencia que salía del mismo se agolpó, cortando la calle, para escuchar la composición.  Esta obra también fue grabada en tres oportunidades por Pichuco. La primera de ellas, en 1956 en TK, con Edmundo Rivero poniéndole voz a los versos del poeta. La segunda versión data de 1963 y la última de 1969. La primera de estas cuenta con el concurso vocal del "Polaco" y la segunda es instrumental, siendo grabadas ambas en la Casa Víctor.
 

- Che Bandoneón
Otro de los logros de la brillante dupla autoral Troilo-Manzi. Al igual que otros títulos del tango conlleva un espíritu confesional pero a diferencia de aquellos, “en Che, Bandoneón”, de Manzi y Troilo, la confesión es con el bandoneón, humanizado en la
letra de Homero"(Giorlandini, E.; "La última curda").  Añade Oscar Himschoot que el apelativo "Che" que caracteriza nuestra habla cotidiana y proviene del sufijo quechua homónimo que significa "Gente", es empleado por Manzi para reflejar todo el cariño y amor que el instrumento despierta. Es por ello que el protagonista de los versos "conversa con él en una intimidad donde no cabe ni siquiera el vos, porque el che es el más íntimo de los tratamientos" (Himschoot, O.; "Che").  La llevó al disco en dos oportunidades: la primera en 1950 con Jorge Casal en el canto (Sello TK) y la otra, en Víctor, en 1965 siendo Tito Reyes su cantor.  Lo curioso de la versión que compartimos es que se trata de una toma radial en la que se aprecian las dotes de cantor de Alberto Marino

- Romance de Barrio
Una sola vez y se rompió el molde... En RCA Victor (1947), Floreal Ruíz da su aporte canoro a la única versión que Pichuco deja impresa en la placa sonora de este hermoso vals concebido junto a quien prefirió "hacer letras para los hombre en vez de ser un hombre de letras", según el decir de Jauretche.  Añade XX en su análisis sobre el amor en la poesía tanguera (R) que obras como esta dejan "una áurea de misterio, de algo secreto e intimo que no llega a ser revelado del todo  y que nos deja en las puertas de las profundidades del alma. Como si un pacto inviolable cubriera con discreción una historia que se confiesa a medias.  Se expresan en Romance de barrio, esas “culpas que nunca tuvimos… por culpas que debimos pagar los dos”.  Necesariamente lo romántico de la melodía encuadra los versos en tiempo de vals en un maridaje sublime.  A falta de imágenes de esa yunta (Troilo-Floreal) nos encontramos con una variedad de videos con los cuales ilustrar esta pieza del decálogo.  Sin embargo, confesamos que nuestra debilidad es la versión de Floreal, la misma que acompañó durante más de ochocientos programas (¡y quince años!) nuestro ciclo radial y lleva arreglos de Argentino Galvá.  Es por ello que, excusas al margen, queremos compartir esta versión de un Ruiz ya mayor pero sin Pichuco...
 

- Toda mi vida
Es una página que concibe junto a José María Contursi, el popular Katunga, y que llevara al disco en tres oportunidades (todas ellas en Víctor).  En 1941, con Francisco Fiorentino, en 1968 la graba en forma instrumental y en 1971, con el crédito de Saavedra.  El propio Pichuco aparece ejecutándola en un cameo para la película Somos los mejores, de Federico Padilla, estrenada el 21 de noviembre de 1968.  En dicha escena se observa a Emilio Disi, Javier Portales, Luis Brandoni y Sergio Renán (parte de un elenco que completan Carlos Balá, Dringue Farías, Doris del Valle y Jorge Luz) acercarse a Troilo promediando una actuación para pedirle un nuevo tema como despedida previa a un viaje a Europa.  Ante el convite, el Gordo se despacha con Toda mi vida que queda en segundo plano como nexo de la historia. A continuación, a modo de testimonio, veremos dicha escena.  No obstante, por lo secundario de la interpretación respecto a la trama de la película (y para no quedarnos con las ganas...) oiremos posteriormente la clásica versión con "Fiore" como vocalista...
 
 


- Responso
Compuesta a la memoria de su dilecto amigo y socio autoral Homero Manzi.  Cuentan sus biógrafos que el deceso del poeta de Añatuya le produjo una gran depresión que se extendió un año. En 1971, al conmemorarse el vigésimo aniversario de su fallecimiento inauguró la plaza que lleva su nombre interpretando este conmovedor llanto tanguero, uno de los mejores homenajes hecha composición.  Se trata de una sentida página que Pichuco perpetúa para los tiempos en 1951 en el Sello TK y en 1963, en Víctor.  Javier Alem, en "Sobre el acompañamiento en el Tango (III)", resalta la importancia de las variaciones en la posterior difusión de la obra al afirmar que ya sean producto de la inventiva de su autor o de un arreglador circunstancial, "no es raro que en éste último caso, hayan tenido tanto éxito como la composición misma, quedando incorporadas como parte constitutiva de alguna de esas piezas que han alcanzado el nivel de un “standard” del género, como es el caso de la más conocida de las variaciones de “La cumparsita” compuesta por el bandoneonista Luis Moresco para el célebre tango de Mattos Rodríguez. Otra variación muy famosa es la de “Responso” de Aníbal Troilo".
 

- A Homero
Hilvanada con la elección anterior en su génesis, no requiere de mayores consideraciones. Tan sola una vez alcanzó para convertirla en un clásico.  Compuesta junto a Cátulo Castillo, llegó al disco en Víctor en 1961 con la voz del colectivero cantor.  En primer término compartiremos una entrevista a Troilo con motivo de un nuevo aniversario de la partida de su gran amigo (concedido al otrora periodista de Telenoche Leo Gleyzer, rematada con Sur, por Tito Reyes) y posteriormente su recuerdo hecho tango...
 
 


 
- La Trampera
Lucida milonga que pertenece a la inspiración del Gordo que llegara al disco por primera vez en 1951 junto a la orquesta en el Sello TK, posteriormente le sucedieron dos versiones más en Víctor: la primera data de 1962 y fue interpretada por la prestigiosa dupla que conformara Pichuco con el maestro Grela, mientras que la última se concreta en 1969 con el Cuarteto Aníbal Troilo.  Esta composición (y La Cantina) forma parte del film nacional Vida Nocturna de Leo Fleider, estrenada el 18 de marzo de 1955 y basada en un guión de Carlos A. Petit y Alfredo Ruanova.  Las acciones, en dicha cinta, transcurren en un cabaret donde se sucede un elenco pretencioso en el que se lucen, además de Pichuco, Jorge Casal, José Marrone, Rolando Chavez, Tato Bores y el "negro" Guillermo Brizuela Méndez.
 



- Te llaman malevo
Bella página lograda con el poeta zarateño Homero Expósito que lleva al disco en dos oportunidades. La primera es de Odeón (1957) y cuenta con el concurso vocal de Angel Cárdenas, mientras que la más reciente es de 1965, fue en la Casa Víctor cuando el cantor era Tito Reyes.  Esta composición es una excepción a la regla dado que Troilo era renuente de trabajar con Expósito porque este se empeñaba en componer versos para su primo Billy Cafaro, quien cultivaba como género el denominado "Nueva Ola", que rivalizaba con el tango.
 



- La cantina
Solamente una vez llevó al disco este tango que lograra junto a Cátulo Castillo. Se trata de la versión cantada por Jorge Casal que registra en 1954 en el Sello TK, aquí compartimos la que pertenece a la película Vida Nocturna donde Pichuco curiosamente no aparece ejecutando su eterno instrumento sino dirigiendo a la orquesta con batuta en mano.
 


 
Fuentes:
-www.cinenacional.com.ar
-www.sadaic.org.ar
-www.tangocity.com
-www.todotango.com

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