Por Rubén Fiorentino
No nos lo contó nadie, lo vivimos
en carne propia como gestores y protagonistas. El tipo que se las tomó de la
vida terrena una triste jornada de Junio de 1935, cada tanto se da una vuelta,
por este, nuestro pago chico, para, como una suerte de Cid tanguero seguir
ganando batallas desde el más allá y no es la primera vez que ello acontece.
Ya
lo había efectivizado en numerosas oportunidades cuando en la previa de los
anuales homenajes que realiza la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y Cultural
“Dante Alighieri” tocaban días desapacibles o se superponía con algún
acontecimiento deportivo que suele acaparar la atención. Recuerdo que me tocaba
compartir el nerviosismo de Mario Calónico empecinado como buen “tano
calabrés” en realizar los actos contra viento y marea. Nunca nos falló “El mudo”,
atrayendo a cientos de almas que llenaban con creces las instalaciones del
viejo cine teatro Stella Maris. Como tampoco lo hizo ayer en la puerta misma
del actual Banco Francés, sucursal Martínez, lugar en que hasta hace muy poco
funcionó el cine Astro. No exagero si digo que estábamos los representantes más
caracterizados de las fuerzas vivas del Partido de San Isidro, sitio donde en
aquella jornada del Stud “Yeruá”, iniciada el 5 de Noviembre que se prolongó
hasta las primeras horas del día siguiente Carlitos se despedía para siempre de
las reuniones con público en nuestro suelo. La agenda del 6 de Noviembre de
1933 le reservaba una actuación en radio y la grabación en los estudios Odeón
de Tu diagnóstico y Madame Ivonne, para partir luego y ya nunca retornar.
Hacía
meses que veníamos carburando la idea de descubrir una placa que recordara la
presencia física del mayor cantor popular de todos los tiempos en la
desaparecida sala, al cumplirse los primeros ochenta años de aquel hecho y
logramos contagiar a las entidades amigas a que participaran de esta
inolvidable jornada. Se imponía que ante esta respuesta de su parte no
quisiéramos sentirnos las estrellas absolutas de la velada porque el único y refulgente es el que “cada día canta mejor”.
Entonces hermanados en ese cariño
insobornable con “El bronce que sonríe” hicimos participar a la Asociación
“Hijos y Amigos de San Isidro” que aportó las certeras narraciones de Jorge
Tirigall, su presidente, quien junto a quien esto escribe o fició de orador, del San Isidro Automóvil Club, de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y Cultural “Dante Alighieri”, de la Asociación Histórico Cultural “El Cañón”, la Asociación de Jubilados y Pensionados “Standard Electric”, el Club “Los Abuelos de Beccar” el Círculo de Poetas de Boulogne, la Junta de Estudios Históricos Martinense, los Amigos de la Plaza 9 de Julio. Dijeron presente también el concejal y miembro de los Bomberos Voluntarios de San Isidro, Alfredo Laguzzi, el Secretario del Consejo Escolar de San Isidro, Jorge Semino, los difusores Pedro Cahue y Jorge Gatti, los cantores, Norma Labat, Héctor Moyano y Lucio Arce, el Académico Lunfardo Miguel La Fuente, los representantes del canal de televisión Somos Norte que llegaron a cubrir la nota y numerosos vecinos y socios del Centro Cultural que quisieron acompañarnos en la recordación. No puedo dejar de mencionar la Sra. Ana Laura Chocho, Gerente de la sucursal bancaria que ordenó especialmente embellecer el frente del local para acondicionarlo a esa jornada que debía ser brillante y vaya que lo fue.
Cada uno de los representantes tomó con emoción la cinta argentina cocida al lienzo que cubría temporalmente la placa y en el instante preciso procedió al descubrimiento. Después vinieron las fotos, los saludos y la invitación de Mario Calónico para seguir recordando al “más grande” el próximo 29 de Junio, a la hora veinte en la tradicional sala de la calle Martín y Omar 399, entonces cine Real donde el ídolo también luciera su arte el 22 de Septiembre de 1933.
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