Y sigue siendo el rey... del compás!

Frente al 207 de la calle Castelli, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en el marco de una nueva edición de la "Semana del Tango", el Centro Cultural del Tango Zona Norte, Academia Correspondiente de la Academia Nacional del Tango llevó a cabo anoche un acto de estricta justicia, recordar por medio de una placa el centésimo décimo aniversario del natalicio de Juan D ´Arienzo, uno de los pilares fundamentales de esta música nuestra que se convirtiera en Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Este sencillo pero emotivo acto institucional de antemano sabíamos que no convocaría a multitudes, dado el horario y la jornada laboral, sumado a los problemas coyunturales que sufre la ciudad por estos días.  No obstante estamos más que satisfechos por la repercusión alcanzada. Eran pocas pero notables las presencias. Bastaría citar a la Sra. Patricia, viuda Jorge Vidal, Antonia Rosa D´Arienzo, sobrina nieta del “Rey del Compás” (a quien agradecemos las fotos), los cantores Osvaldo Ramos y Horacio Palma, recordadas voces de aquella memorable orquesta, el compositor Primo Antonio y otros notables que por estar abocado a otras tareas no pude identificar como hubiese correspondido.

Después de las palabras de bienvenida de Jorge Gatti, prosecretario del Centro Cultural, tomé la posta para evocar la figura del autor de Chiruza y El vino triste, hecho este que se hizo por demás sencillo pues los presentes, en su afán de ser partícipes enriquecían cada una de las ponderaciones que le dedicaba al “Rey del Compás”. Luego, el aplauso espontáneo de todos a la memoria del maestro y la toma de posición frente al lienzo blanco con el logo del obelisco encorvado sobre el bandoneón desplegado que nos identifica, del cual pendían generosamente nueve cintas argentinas que se distribuyeron en igual número de manos ansiosas por cristalizar el acto.

 
 Nuevamente el aplauso como rúbrica, las fotos de rigor y el gran regocijo de haber instalado para los tiempos, en el corazón mismo de la metrópoli, a un grande que supo dotar a su música de ritmo, nervio, fuerza y carácter según sus propias afirmaciones, elementos fundamentales para darle al tango una identidad musical.

Después vinieron las tertulias amenas entre quienes allí nos dimos cita teniendo como foco central a aquel hombre de silueta encorvada que le imprimió al tango su sello personal y mis recuerdos emocionados para él y la evocación de aquella glosa que escribiera especialmente para que mis hijos, niños entonces, lo presentaran en nuestro ciclo radial “Abriendo un camino”: “Lo anuncian las marquesinas,  de un tiempo viejo que pienso, vibren almas argentinas, porque hoy toca…¡Juan D´Arienzo”