Somos historia…

El pasado sábado 16 de Octubre, la familia del Centro Cultural del Tango Zona Norte protagonizó un hecho por demás grato. Los sucesos que paso a describir sucedieron en el marco de la cuadragésimo primer jornada de “Historia Vecinal Sanisidrense”, evento que organizó la Asociación Hijos y Amigos de San Isidro.

El acto institucional se llevó a cabo en instalaciones del teatro “Del Viejo Concejo” y tuvo inicio minutos después de las 20 cuando Ricardo García que se desempeña como secretario de la prestigiosa entidad del norte del Gran Buenos Aires dio la bienvenida a una sala que presentaba muy pocos claros.

Tras destacar que las jornadas este año llevan del nombre de Norberto Testorelli, en homenaje al conocido empresario local a quien la muerte sorprendió en pleno ejercicio de la presidencia de la entidad, cedió el turno al actual responsable de la conducción, el historiador Jorge Tirigall.

El autor de tantos libros evocativos del “pago chico” destacó que las jornadas se llevan a cabo al conmemorarse un nuevo aniversario de la instauración de la capellanía del partido y seguidamente nos ilustró con una rica síntesis de antiguas construcciones, características de la vegetación, celebraciones, anécdotas y costumbres. Culminó su alocución introduciendo a los presentes en un tema que desarrollarían a continuación otros representantes de la entidad organizadora, la gran cruz de hierro, de origen jesuítico, emplazada por esa congregación religiosa en nuestra ciudad.

Cuatro oradores, dos damas y dos caballeros entre los que pude reconocer a la Sra. Corina, el Sr. Guido y nuestro viejo conocido “El Bebe” Arena, pasaron entonces a narrarnos la llegada de los jesuitas al Virreinato del Río de la Plata, su expulsión  de estas tierras decretada por el rey de España Carlos III, su nueva incursión durante la gestión del Restaurador de las Leyes, Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas y su presencia en el partido emplazando la cruz en cuestión en el nuevo cementerio.

La cruz a la que hago referencia fue retirada oportunamente del lugar cuando reformas edilicias en la necrópolis la postergaron por otra de mampostería, obra que llevó adelante el arquitecto Machi, vecino del partido.

Éste conservó en su domicilio particular la cruz desechada por más de setenta años esperando a alguien que le pudiera dar un destino hasta que, presintiendo el final de sus días, encomendó a su hija que se contactara con la entidad Hijos y Amigos de San Isidro para que fuesen ellos quienes llevaran adelante la tarea.

Con mucho celo los representantes de la querida entidad se ocuparon de la cruz y por una ordenanza que lleva la firma del otrora primer mandatario comunal, Don Melchor Ángel Posse se restituyó a su original asentamiento.  

A esta altura de la reunión, García convertido en el conductor natural del evento convocó a una dama de su institución para reseñar los méritos aquilatados por la primer homenajeada de la noche, la profesora María de los Ángeles Broggi, cumpliendo las bodas de oro con la docencia.

Visiblemente emocionada la dama subió al escenario a recibir su diploma y el generoso ramo de flores con que fue obsequiada, pronunciando palabras de sincero agradecimiento.

El segundo homenaje, el que nos honra y nos distingue fue para el Centro Cultural del Tango Zona Norte y fue el Dr. Carlos Arena quien tomó el micrófono para historiar una trayectoria de poco más de trece años.

Evocó la fundación en la Casa de la Cultura de San Isidro, a Roberto Peregrino Salcedo, nuestro primer presidente, a Atilio Spadaro quien tomara las riendas a la desaparición de éste, la presentación en sociedad en el cine-teatro Stella Maris y la calidad de los socios de honor designados en aquella histórica jornada, el reconocimiento por parte de la Academia Nacional del Tango como Academia correspondiente, los eventos concretados en la antigua sede de la calle Pirán y la actual gestión, a cargo de un servidor que nos sorprende trabajando con renovado entusiasmo en pos de los objetivos que nos llevaron a constituirnos como entidad.

A esta altura de la reseña quienes aún estábamos sentados en las butacas, turbados por la emoción, nos salíamos de la vaina para abrazar al orador y agradecer tamaña distinción, en tanto desde las filas siguientes el historiador sanfernandino Nazareno Scialpini y el natural representante del club Siambretta, Jorge Tedesco aprobaban a viva voz

Por fin llegó el instante ansiado y tras el dificultoso avance entre el público presente la columna encabezada por Fortunato More, que integraban además Margarita Sosa y los Guillermo Jodar, Jorge Gatti y quien esto les escribe ascendió al escenario para recibir el diploma ameritado por el aporte a la difusión de la música ciudadana.

Agradecí en nombre de nuestra entidad y expresé lo honrado que nos sentíamos con la distinción. También manifesté los paralelismos entre ambas instituciones solidificados con un brindarse común a la comunidad,  la defensa de nuestra cultura y el profundo amor que sentimos por el terruño.

Podía haber seguido enumerando cosas pero un poco por la emoción y otro porque los homenajes debían proseguir y no era justo sacarle protagonismo es que me fundí en un sincero abrazo con los Sres. Arena y García para reintegrarme a las butacas como ávido público que va por más.

Efectivamente restaba aún la distinción a la fundación “Nosotros”, benemérita entidad que tanto hace por la juventud y el cierre musical a cargo del coro de la Sociedad Cosmopolita de San Isidro dirigido por el profesor Ricardo Sagastizabal.

Cerrado el acto apenas me quedó tiempo para dispensarles un cálido apretón de manos a Jorge Tirigall y a Ricardo Demelis, presidente del Centro de Jubilados “Standard Electric” que junto a su esposa se acercó a saludarme.

Mis obligaciones profesionales en el día que los hijos honran a sus madres y los peronistas celebran su histórico Día de la Lealtad me impedían compartir las ricas empanadas y el generoso vaso de bebida que los organizadores nos tenían reservados a metros nomás del lugar donde se celebraron las jornadas.

Me siento en deuda por ello, por eso esta crónica que intenta acaso reparar mi temprano regreso.