Lunfa (Vida, Muerte y Resurrección)
Dejaste una huella, tanito inocente,
sobre cada canto que inventó el gotán
y fueron entonces, tus simples sonidos
palabras hirientes para los oídos
del grasa bourgeois.
Y vinieron luego oscuros caneros
y algún enjaulado, los que se engancharon
con sus distorsiones
mientras se diqueaban con su inventar.
Y otros canfinfleros, con chamuyo rante,
sembraron la risa en la larga lista,
entre rafa y noche,
grelas y champán.
Diccionario raro que nació en la lleca,
hijo de pebeta y viejo bacán
y ensanchó busarda de manyar parolas
y guillar decires
de tanta gringada que cayó del barco,
sin ningún morlaco,
buscando marroco, bulines y paz.
Te patearon tanto,
mi viejo, mi lunfa,
que te deschavaron como un gran traidor
Por décadas fuiste el mishia de luto
que escondió la jeta
detrás de un portón...
Hoy no reconozco tus brillos y smoking
tras ríos de aplausos y la aprobación
de la gran gilada que recién te entiende,
y la Real Academia,
que ya te aprobó.
1 comentario:
Permitanme colaborar con este poema de la lunfarda yorugua Delia Esther Fernández Cabo, casualmente mi peor es nada, que se titula "EL BAILONGO" y va como Homenaje a la Academia Porteña, al Centro Cultural del Tango Zona Norte, a los gomías de San Isidro y Martínez.
EL BAILONGO.
Se armó gran catereté
en lo de Rodríguez Peña.
Colgando están las guirnaldas,
y arriba de cada mesa,
haciendo la vista gorda
guiña compinche una vela.
Los malvones contra el muro,
con su natural modestia,
pintan de color el patio
donde el baile se celebra.
Suena, quejosa de a ratos,
mistonga la verdulera.
La viola recauchutada
va desgranando corcheas.
La música es llamador
que se agiganta en la yeca
y van cayendo de a poco:
tibio percal las pebetas,
los mozos engominados,
mostrando que tienen percha.
Hay de todo y pa´elegir.
De pronto el silencio reina
porque ha entrado el Caburé
y si él se ficha una fémina,
que nadie se le atraviese
si no quiere ser boleta.
Sale al ruedo el Cachafaz
que , con la Rubia Mireya,
al bailar hacen capote
demostrando su carpeta.
La Parda Flora y Lulú
desde lejos relojean
a dos langas de cartón
con pinta de calaveras.
Compadreando por la rúa
una forchela se acerca
y bajan los tres amigos:
Pancho Alsina, Balmaceda
junto con Pascual Contursi.
Piden permiso y se quedan.
Entonces una mujer
entona grave. Es Malena.
Casi en curda, el Picaflor
versea a la Pipistrela.
El Dandy, bacán debute
con Margot forma pareja.
En medio de la reunión,
haciéndose las pendejas
la Paica Rita y Mimí
mostrando cara de ingenuas
se arriman al Porteñito
que al verlas, pega la vuelta.
Llega el Taura Ventarrón
y se codean las hembras.
Lola, la loca de amor,
mirando lejos, recuerda.
Y un vivo, que nunca falta,
la camelea el fanega.
Estercita, la Milonga,
siempre con su fama a cuestas
lo juna al Tigre Millán
y sus lances gambetea.
Hay dos hombres silenciosos
recordando entre tinieblas
como en aquel cafetín.
Son “José, el de la quimera”
y Marcial que está esperando
entre sueños y bohemia.
Llegada la madrugada
gran despiole de botellas.
Sobre la mesa dormitan
mansamente los curdelas;
y se van rumbo al burdel
con sus clientes las grisetas.
Y como siempre, al final,
entre guapos se arma gresca.
La luna rueda escondiéndose…
El sol se asoma y observa…
¡Y se terminó el bailongo
en lo de Rodríguez Peña!
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Delia E. Fernández Cabo de Hernández
Santa Lucía.URUGUAY
(En homenaje a la poeta lunfarda e investigadora gardeliana Martina Iñiguez, correntina de ley)
Publicar un comentario