Por Rubén Fiorentino
Un día como hoy, 22 de septiembre del año 1933, mi “patria chica”, San Isidro vivía una jornada para el recuerdo. En pleno casco histórico, Martín y Omar 399, sede entonces del Real Cine, iba a presentarse el más grande cantor popular de todos los tiempos, Carlos Gardel. Hoy, al cumplirse el nonagésimo aniversario de ese hecho histórico debo agradecer a dos tenaces historiadores como Jorge Tirigall y Rodolfo Omar Zatti su eficiente tarea para que hechos como este no caigan en el olvido. También hago extensivo ese agradecimiento a José Mario Calónico, presidente de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y Cultural “Dante Alighieri”, propietaria del hoy cine teatro Stella Maris,
el mismo que con otra denominación albergara al “Zorzal” y sus guitarristas, por ser el impulsor en ese sitio emblemático, de los anuales homenajes que se le tributan en el mes de junio, desde el año 1992 hasta nuestros días y también por permitirme ser parte de esos homenajes, alternando con el “troesma” Rafael Ruffet, la conducción de los mismos.
Solo el que ha pisado ese escenario, donde moran los duendes del canto sabe la particular emoción que se siente al hacerlo. El mismo querido sitio donde el Centro Cultural del Tango Zona Norte hizo su presentación en sociedad el 27 de marzo de 1998, designando Socios de Honor a Eduardo Colombo, Leopoldo Díaz Vélez, Oscar Ferrari, Augusto Giustozzi “Gius”, José Gobello, Raúl Lavié, Néstor Marconi, Julio Martel, Osvaldo Ramos, Roberto Rufino y Fernando Suárez Paz,
allí donde formando parte de la orquesta de Tango de San Martín dirigida por Pascual “Cholo Mamone, Reynaldo Nichele hiciera su presentación pública póstuma y donde Alejandra Palermo se adjudicaba el certamen de cantores y cancionistas “José Pérez de la Riestra” en 2006, cuando se celebraba el tricentenario de la instauración de la capellanía de la ciudad.
En el frente de la sala sendas placas perpetúan en la memoria colectiva el tamaño acontecimiento histórico de la visita del que inventó la forma de cantar el tango. La primera de ellas colocada por la Asociación “Hijos y Amigos de San Isidro”, el 24 de junio de 1989
y posteriormente la que descubrió el Centro Cultural, que me tocó pegar junto a Héctor Moyano en la misma fecha, pero del año 2004. Recuerdo que en ese puntual descubrimiento ofició de orador Rodolfo Omar Zatti y corrieron el lienzo que dejaba ver la placa, Liliana Albornoz, esposa del malogrado Rolando Polito, que llevaba adelante su ciclo radial “Mano a mano con Gardel” y Rafael Zarlenga, director propietario de FM Santa Rita, “La tango de San Isidro”.
Cuenta Tirigall en su libro “Tango y Gardel en San Isidro” que, en esa misma jornada, concluida su actuación y ya emprendiendo el retorno, Gardel y sus acompañantes hacen un alto en el desaparecido café “La Covacha”, situado entonces en la esquina de Belgrano y Acassuso y allí deja testimonio canoro para los parroquianos que ocasionalmente estaban presentes. Ese fue el final de una noche mágica que afortunadamente no sería la última, que este suelo que habito, contuviera el canto de este elegido “que cada día canta mejor”.
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