Con la llegada de un nuevo año, el duodécimo del tercer milenio, todos renovamos expectativas de un mejor porvenir y es justo y necesario que así lo entendamos, desde lo personal y desde lo particular, haciendo referencia a ese espacio de la cultura popular que representamos, nosotros los tangueros. Siempre esperamos la aparición de obras de este tiempo que revitalicen lo mucho que llevamos acumulado, el surgimiento de nuevas figuras y la vigencia de los consagrados, nuevos y mejores testimonios fonográficos de los artistas, etc.
No obstante a veces el destino nos sorprende con la guardia baja y recibimos el doloroso cachetazo de la realidad. Esa que muy escuetamente nos anunciaba que el pasado 1° de Enero nos dejaba para siempre una señora de la canción. Para compararla con el trino armonioso de los pájaros, una verdadera alondra. Precisamente ese día se apagaba la vida de la cantante uruguaya Nina Miranda y seguramente todos los que tuvimos la fortuna de disfrutar sus interpretaciones no podemos hacer menos que entristecernos. Acaso nos consuele escucharla en viejas grabaciones del sello Sondor junto al legendario maestro afincado en la vecina orilla, Donato Racciatti. Esas insuperables versiones de Maula, Garufa, ambientado en una geografía distinta a la que habitualmente estábamos acostumbrados a oír, La novena y tantos otros éxitos por el estilo. El derrotero de la vida de cada uno tiene aristas impensadas y la dama, una estrella fulgurante del cancionero, un día abandonó la actividad para convertirse en una común ama de casa y para disfrutar de un feliz matrimonio. Por muchos años, demasiados para mi gusto, vivió alejada de la actividad artística hasta que a la muerte de su esposo, encontró nuevamente en su antigua carrera, un motivo válido para seguir adelante. Aconsejada por amigos tomó algunas clases de canto para ver en que punto, ya mujer madura, estaba su garganta y la prueba fue más que satisfactoria. Quizá debió bajar algún registro de los que alcanzaba en los años mozos pero la frescura de su voz estaba intacta y la personalidad y el encanto de expresarse también y se lanzó nuevamente al ruedo.
Seguramente podemos regocijarnos de ser de los primeros que confiaron en ese regreso y desafiando los riesgos la presentamos en Noviembre de 2007 en la Plaza 9 de Julio de Martínez con motivo de las Fiestas Patronales de la ciudad. Los que vivimos en el momento de su entrega y a posteriori, cuando la nutrida concurrencia que se dio cita en el paseo público la esperaba para hacerle firmar una dedicatoria sobre una vieja placa de vinilo que contenía sus mejores canciones, para saludarla, para pedirle un autógrafo o para, aunque más no sea, compartir con ella esa despedida dilatada pura y exclusivamente por el infinito cariño de la gente, no podíamos salir de nuestro asombro.
Su arte. Junto a José Luis Philipp y Julio Pérez |
Bocha Galo, Miguel Gadea Sandler, Nina Miranda y Jorge Bottino (Gracias por las Fotos!) |
Rubén Fiorentino junto a Nina Miranda y Bocha Galo |
2 comentarios:
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
Es admirable tu dedicación al interesante mundo del tango. Te felicito por ello y te animo que sigas con este buen trabajo. Un saludo.
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